La tecnología progresa muchísimo más rápido que la reflexión ética y el marco legal en lo que respecta a la procreación asistida, la gestación por otra persona y la adopción.
El tema de la fecundación in vitro y la bioética salió a relucir recientemente en Quebec y causó todo un revuelo cuando un popular actor y presentador de televisión homosexual dijo públicamente que él y su pareja estaban “esperando” gemelos de una madre subrogada o una vientre de alquiler quebequense.
¿Pero cuál es el estado de la ley en Quebec y Canadá?
Digamos de entrada que en Canadá absolutamente nada prohíbe ser un “un vientre de alquiler” o de recurrir a él, pero la ley federal fijó una edad mínima para ser madre portadora y la remuneración está completamente prohibida. El inconveniente de la remuneración prohibida se puede evitar porque está mal encuadrado y se espera un reglamento federal sobre ese tema.
La única distinción entre Quebec y Ontario por ejemplo, es que en Quebec el artículo 541 del código civil dice que las convenciones de madres portadoras, poco importa el tipo de contrato, de gestación o de procreación, que sea gratuita o paga, son nulas y de una nulidad absoluta.
Esto equivale a decir que cualquier contrato entre la madre portadora o subrogada y los que la contratan, no es válido y los padres o madres o pareja que deseen tener un bebé por fecundación in vitro, inseminación artificial y gestación del bebé en un vientre de alquiler, toman la decisión a su propio riesgo.
En consecuencia, aquí en Quebec, la madre portadora, la que da a luz el bebé, aunque no tenga ningún vínculo genético con el bebé, es por definición la madre biológica. Lo que permite la aparición de otra figura legal: la adopción.
Si una pareja homosexual, como es el caso del presentador de televisión de Quebec, decide hacerse hacer un bebé por una madre portadora, tiene entonces que negociar el vínculo filial con la madre biológica.
Por otra parte, si la Corte de Apelaciones decide que la adopción es permitida en ese contexto, se llegaría a una situación que sigue siendo imperfecta, porque no se le da una respuesta clara a la gente que quiere recurrir a esas técnicas, pero permitiría a la gente que lo hace de común acuerdo tener presente que no se puede explotar el cuerpo de la mujer, dice Michelle Giroux, especialista de bioética y derechos de la familia, profesora titular en el Departamento de Derecho de la Universidad de Ottawa.
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