El referéndum por la independencia de Escocia, que se lleva a cabo este jueves, ha traído a la memoria de muchos canadienses los días de octubre de 1995, cuando el 30 de ese mes los habitantes de la provincia francófona de Quebec también llevaron a cabo un referéndum por la independencia.
La pregunta a las que los escoceses tienen que responder en este 18 de septiembre es directa: “¿Debería Escocia ser un país independiente?”
En comparación, la pregunta del referéndum en Quebec en 1995 fue mucho más compleja: «¿Aceptaría usted que Quebec sea soberano después de haber ofrecido formalmente a Canadá una nueva asociación económica y política en el marco del proyecto de ley sobre el futuro de Quebec y del acuerdo firmado el 12 de junio 1995?”
Muchos canadienses en Quebec observan esta jornada histórica en Escocia con una mezcla de curiosidad y con la sensación de haber visto antes esta película.
Las encuestas indican que las preferencias por la opción del “Sí” y del “No” en el referéndum escocés se encuentran codo a codo, igual como lo estuvieron en Quebec en 1995, cuando el “No” ganó por un poco más del 1 %.
Jean-François Lisée, diputado provincial del Partido Quebequense, la organización política independentista que organizó aquel referéndum, dijo que si Escocia vota en favor del “Sí”, ello podría ser un gran ejemplo para el próximo referéndum en la provincia de Quebec.
Interrogado sobre qué opción será la ganadora, Lisée dice que es difícil predecir un ganador en la consulta escocesa.
Algunos diputados provinciales del Partido Quebequense se encuentran en Escocia, para ser testigos de la votación. Entre ellos figuran Alexandre Cloutier y el magnate Pierre-Karl Péladeau.
Por otro lado, si las posibilidades del triunfo de los independentistas escoceses hacen soñar a los habitantes de Quebec que quieren la independencia de esta provincia, en los hechos la causa separatista en Canadá se encuentra por los suelos.
El ex líder del Partido Quebequense y principal actor entre las fuerzas independentistas en 1995, Jacques Parizeau, considera que el movimiento soberanista en esta provincia francófona se encuentra en serios problemas.
En un discurso destinado a los participantes en una conferencia sobre el nacionalismo, que se llevará cabo este fin de semana en Montreal, Parizeau dice que lo que queda del sueño de 1995 son escombros.
Una de las razones de esta situación, según el ex primer ministro de la provincia de Quebec, es que este partido no ha sabido escuchar las voces de la base, y tampoco ha sido lo suficientemente transparente sobre su propósito final, que es la independencia de Quebec.
SI Escocia opta por separarse de Londres en el referéndum que se lleva a cabo esta jornada, esta experiencia será sin duda un modelo que será estudiado y copiado por aquellos quebequenses que a partir de mañana soñarán con seguir los pasos de Escocia. Y si gana el “No”, entonces volcarán sus ojos a lo que ocurrirá en Cataluña el 9 de noviembre, cuando los catalanes se pronuncien mediante consulta sobre qué relación quieren, o no quieren, con Madrid.
Por otra parte, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, declaró que prefiere que Escocia continúe siendo parte de Gran Bretaña, y reconoció que la decisión final le corresponde a los escoceses.
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