Más de 300.000 personas participaron en Nueva York el pasado domingo 21 de septiembre en una memorable marcha exigiendo acciones concretas para enfrentar el cambio climático. A la cabeza marcharon el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore.
La marcha en Nueva York y acciones paralelas, que sumaban unas 2.700 acciones en unos 161 países, según organizadores, fueron convocadas para exigir acciones concretas a los gobiernos que participan en la reunión cumbre sobre el cambio climático en la ONU este martes, con el propósito de establecer un marco para un acuerdo global sobre emisiones el año entrante.
En Nueva York, desde un restaurante italiano llamado Gina la Fornarina, mirando por la ventana el creciente ir y venir de la gente está el mesero mexicano Sósimo Dionisio. Lleva camisa y pantalón de color negro y el cabello echado hacia atrás, brillante con la gelatina fijadora.
Él no podrá participar en la marcha. Tiene tres hijos y una esposa, y para él un día no trabajado es un día sin salario. Pensando en sus hijos, él piensa que el valor de esta marcha debe beneficiar más a las nuevas generaciones que los que estamos “más p’allá que p’acá”.
Cada vez que entra un cliente, él se aleja del micrófono. Ubica al recién llegado en una mesa, le da el menú, y regresa a contarnos su visión de México.
Sósimo Dionisio lleva ya unos trece años viviendo en Nueva York. Él ya se encontraba viviendo en la metrópolis estadounidense cuando a fines de octubre de 2012 el huracán Sandy golpeó Nueva York.
Él todavía recuerda con miedo esa experiencia.
Mientras los líderes mundiales se encuentran en estos días en Nueva York haciendo una serie de declaraciones sobre el cambio climático, quizá vale la pena destacar que, más allá de los discursos, serán las convicciones personales las que serán capaces de llevar a cabo un cambio.
En esta ciudad de Nueva York, de más de 8 millones de habitantes, el mesero mexicano Sósimo Dionisio, lejos de su tierra natal, es uno de los convencidos de que hay que hacer algo para proteger el medioambiente, mientras afuera, ya en la marcha, se reciclan viejas canciones de lucha para alentar y acompañar a a los cientos de miles de personas de todas las regiones del mundo que participan en esta Marcha Mundial por el Clima.
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