Cambios en Cuba

La luna llena destella en los cielos despejados, recorriendo con su luz las viejas calles, generando sombras bajo los balcones  e iluminando el camino de las parejas de enamorados que se deslizan –agarrados de las manos o besandose- entre los rincones de una ciudad que con sus nuevos colores, construcciones y renovaciones, parece despertarse de un largo letargo.

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Foto: Martín Movilla

Mis pasos se pierden entre las pisadas alegres de quienes buscan lugares para escuchar mùsica, degustar un delicioso ron, comer en una « paladar », descubrir lugares històricos o –simplemente- descubrir el sonido de las olas que se estrellan contra El Malecon dejando en la mirada –y en el cuerpo- el agua salada que –tras cada golpe- moja poco a poco las calles de la vieja capital de la isla del son, el guajaro, el jazz, las fusiones musicales y los secretos que Hemingway plasmò detalladamente en sus obras.

Aunque los cambios se hacen como en càmara lenta –sobre todo para quienes desde otras latitudes observamos con atenciòn y desde nuestras tìpicas perspectivas lo que pasa en estas tierras- Cuba està cambiando.

Foto: Martín Movilla

Foto: Martín Movilla

Y no hablo sòlamente en materia polìtica, hablo –fundamentalmente- de la manera en que ciudades como la Habana –capital del paìs- han ido cambiando gracias a un interesante proceso de transformaciòn y de reconstrucciòn històrica, arquitectònica y econòmica.

Revitalizaciòn serìa la mejor palabra para definir como ha cambiado el rostro de la capital cubana desde hace ya algùn tiempo.

Despuès de pasar por algunos lugares, mi camino me lleva a una calle que se ve recta, sin curvas evidentes, pero sensual para quien quiere encontrarse con la gente, fumarse un cigarro, comprar libros viejos –o nuevos- comprar una foto històrica, disfrutar de las artesanìas, comer una buena langosta, tomar un cafè o ver los letreros de se vende o se arrienda.

Su nombre  –Obispo- es, por lo menos, curioso en un paìs que siempre ha sido catalogado de comunista.

Su su recorrido -o su  sotana si se me permite llamarla asì- se extiende desde el cafè Florida hasta la calle de la Marina, culminando, como las ropas de los jeràrcas eclesiàsticos a los que hace referencia, en un espacio amplio y hermoso conocido como la Plaza de Armas.

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Foto: Martín Movilla

Han pasado varios ANOS desde que comenzò el trabajo « del historiador » de la ciudad que permitiò revivir viejas casas sin que se perdiera el valor historico-arquitectònico de una ciudad que reùne imponentes edificaciones, bellos bacones, puertas y portones de pelìcula y fortalezas militares construidas –durante la colonia y la conquista- para protegerla de los piratas.

Aunque muchas construcciones antiguas siguen esperando ser « reconvertidas » en residencias o en lugares comerciales, muchas otras ya hacen parte de la « nueva cara » de la Habana y otras màs estàn en plena reparaciòn.

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Foto: Martín Movilla

La reconstrucciòn, la construcciòn y la renovaciòn, aunque incipientes –sobre todo si se les compara con otros paìses- se pueden ver en varios lugares de la capital cubana. Las nuevas casas no sòlo sirven de abrigo para sus residentes ni  de lugar perfecto para la foto del turista, ellas tambièn son sinònimo de la generaciòn de empleo, de la nueva participaciòn del sector privado, de los proyectos mixtos de las empresas de auto-gestiòn y de muchas otras actividades que, tambien, se convirtieron en le rescate històrico, cultural y econòmico de la ciudad màs importante de Cuba.

Mi recorrido me permite ver gente barriendo, ebanistas y carpinteros transformando la madera, albaniles renovando el interior de las casas, agencias inmobiliarias mostrando sus ofertas –algo muy nuevo pues no existìan desde hace dècadas- y restaurantes y « paladarfes » que buscan quedarse en el corazòn de los comensales.

10 000 personas trabajan directamente en los proyectos de la « Oficina del Historiador » de la ciudad. Junto a ellos, trabajan las cooperativas y las personas que se ocupan de las renovaciones, de las reconstrucciones y de muchas otras labores que surgieron con los cambios econòmicos e històricos.

Es poco el empleo que se ha generado -diràn muchos- porque la Habana tiene màs de 2 millones de habitantes. Es un primer paso responden los otros, seguros de que el futuro es màs que alentador.

Foto: Martín Movilla

Foto: Martín Movilla

La calle « Obispo » tiene la particularidad de cruzarse con calles que tienen nombres de paìses, como por ejemplo Brasil, tal como se ha cruzado la historia reciente de Cuba con las visiones de otros Estados de la regiòn – y otros aliados màs antiguos- que le han permitido mejorar su economìa.

Decido deternme un segundo para ver un lugar en el que los cubanos hacen fila y esperan pacientemente. Poco despuès, me doy cuenta que se trata de un lugar –pequeno, lleno de botellas y vasos, rodeado de gente y de un olor agradable- en el que se prepara guarapo de cana de azucar.

La gente habla de las ùltimas noticias, Fidel –el comandante Castro que triunfò con la revoluciòn y dirigiò el paìs por dècadas- apateciò el el diario luego de varias semanas sin que nadie supiera de èl.

Poco a poco beben el jugo de la caña de azucar –fresco, como las noticias- esperanzados en que los anuncios hechos en diciembre –sobre el diàlogo de Cuba con Estados Unidos- se concreticen para que se acabe el embargo, se corrijan los errores econòmicos locales y se profundicen las transformaciones econòmicas que estàn en marcha,

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Foto: Martín Movilla

Para todo eso se necesita ayuda. Como la que pueden dar los paìses que de una u otra forma han atravezado los caminos de Cuba a lo largo de la historia. Un poco, como sucede con las calles con nombres de paìses que se cruzan con la calle « Obispo ».

Rusia terminò condonando el 90 por ciento de la deuda que le habìa quedado a Cuba desde la època en que existìa la Uniòn Soviètica. De 35 mil millones de dòlares, los cubanos sòlo tendràn que pagar 3500. Mèxico tambièn ayudò a la causa de condonaciòn de deudas cubanas.

La lista puede ser larga, como la de los paìses de la regiòn que han creado programas especìficos para permitirle a Cuba mejorar sus perspectivas econòmicas. La situaciòn llegò a ser muy crìtica –sobre todo a principios de la dècada del 90- y –aunque podrìa ser mejor- ahora parece tomar un rumbo menos accidentado.

Los problemas son el resultado de muchos factores pero, fundamentalmente de dos cosas que nadie puede negar a menos que haga un ejercicio de lectura partidista : el bloqueo de Estados Unidos y varias malas decisiones econòmicas tomadas por el gobierno cubano.

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Foto: Martín Movilla

Mientras pienso en eso, una nina pasa corriendo por la Plaza de Armas, un turista toma una foto del lugar, que fue renovado gracias al « historiador de la ciudad » y un carrro viejo –pero precioso- ruge en la calle màs cercana.

Es en ese momento en el que me digo que hay que dejar tema para despuès. Mis piès se dirigen hacia la marina mientras guardo mi camàra y me digo : esta Cuba « nueva » hay que descubrirla.

 

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