Tropas alemanas izan su bandera en Grecia durante la Segunda Guerra Mundial.
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Históricamente hablando, Alemania debe más dinero que Grecia

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El duelo económico y político entre Atenas y Berlín, que ha puesto en riesgo el futuro de la Unión Europea, es un tema que ocupa la atención de las páginas editoriales de la prensa canadiense y los análisis en la red del Internet.

Joe Schlesinger, analista en la red inglesa del radiodifusor público canadiense, CBC, explica que, según los economistas, el incumplimiento del pago de la deuda por parte de Alemania tras las dos guerras mundiales es gigantesco en comparación al de Grecia.

En su intento de romper las cadenas de austeridad impuestas por los prestamistas a la población griega, el nuevo gobierno izquierdista de Grecia encontró un oído especialmente insensible en Alemania, que es el tesorero de la Unión Europea. Alemania dijo que no habrá una anulación de la deuda griega.

Esa advertencia de la canciller alemana Angela Merkel y otros, es abrumadoramente apoyada por una población alemana indignada por el contraste entre la costumbre griega de derrochar el dinero y la obsesión alemana de controlar los gastos al centavo, tanto en lo personal como a nivel país, escribe Joe Schlesinger.

Sin embargo, lo que los alemanes están ignorando convenientemente es su propio pasado como uno de los mayores deudores morosos de la historia.

En la década de 1920, según un destacado historiador de la economía alemana, Alemania era «como una Grecia con esteroides».

Albrecht Ritschl, profesor en la Escuela de Economía de Londres y asesor del Ministerio alemán de Economía, destacó que la prosperidad actual de Alemania fue construida con dinero prestado, en su mayoría dólares estadounidenses. Dinero cuyo pago fue en gran parte anulado.

¿Por qué Europa teme más una Grexit, la salida de Grecia de la Unión Europea, que un nuevo plan de rescate?, se pregunta el analista en la red inglesa del radiodifusor público canadiense, CBC, Joe Schlesinger.

Todo comenzó en 1918, cuando Alemania perdió la Primera Guerra Mundial. En el acuerdo de paz firmado tras el conflicto, los vencedores le exigieron a Alemania el pago de 269 mil millones de marcos, el equivalente a unas 96.000 toneladas de oro.

Reflejando el sentir actual de los griegos respecto al pago de la deuda y la austeridad forzada, tras la Primera Guerra Mundial los alemanes vieron el pago de las reparaciones exigidas como una humillación nacional y rechazaron la legalidad del Tratado de Versalles.

Sin embargo, los alemanes pagaron esa deuda. Pero lo hicieron imprimiendo cada vez más dinero, lo que llevó a una hiperinflación en la que había que transportar el dinero en maletas.

En 1923, un dólar estadounidense valía miles de millones de marcos. En Berlín, un billete de tranvía costaba unos 15 mil millones de marcos.

El colapso de la economía alemana llevó a la caída de la democracia en la República de Weimar y llevó al ascenso de Adolf Hitler, quien apenas llegó al poder puso fin a los pagos de la deuda.

A menudo se dice que la debacle del Tratado de Versalles condujo a la Segunda Guerra Mundial.

Una vez acaba esta otra guerra mundial, en la que Alemania perdió de nuevo, finalmente se puso atención a la lección aprendida con el Tratado de Versalles.

En lugar de castigar a los vencidos, los victoriosos aliados occidentales decidieron ayudar a los alemanes a levantarse, pero no a todos ya que en aquella época el país estaba dividido entre la satrapía soviética de una Alemania Oriental comunista y la incipiente democracia en Alemania Occidental.

Se vivía la Guerra Fría, y los aliados querían asegurarse de que Europa occidental no vaya a caer en las manos de Stalin, como había ocurrido una década antes con Hitler y sus colaboradores.

El problema, sin embargo, era que toda Europa Occidental estaba en ruinas y la gente se moría de hambre. Había sólo un posible salvador: Estados Unidos.

Los estadounidenses tenían el dinero para ayudar. También tenían un motivo para dar ese dinero: después de haber acabado dos veces envueltos en guerras en Europa, ellos no querían tener a sus soldados luchando de nuevo en otra guerra al otro lado del Atlántico.

La solución era darles a los europeos miles de millones de dólares en créditos del gobierno estadounidense para reconstruir sus países, lo cual no fue una tarea política sencilla.

Esto fue posible gracias al general George C. Marshall, máxima autoridad militar estadounidense durante la guerra y Secretario de Estado tras el conflicto. Fue Marshall quien convenció al presidente Harry Truman que toda Europa se haría comunista a menos que Washington brinde ayuda.

En 1947, el Congreso de Estados Unidos aprobó el desembolso de unos 13 mil millones de dólares en ayuda a los europeos, una suma enorme en la época. Un político británico caracterizó ese acto como «lanzar un salvavidas a una persona que se ahoga.»

Los alemanes recibieron unos 1.450 millones de ese dinero. También se les permitió posponer su pago, y de hecho nunca pagaron totalmente el dinero que le debían a otros países europeos, así como a los estadounidenses.

Tomado en su conjunto el monto no pagado desde la Primera Guerra Mundial, esa suma hace de Alemania el mayor transgresor de la deuda del siglo XX, dice Ritschl.

Además de la generosidad del Plan Marshall, Alemania merece reconocimiento por las habilidades y la disciplina que demostró su población, lo que le permitió recuperarse en lo que llegó a conocerse como el milagro económico, que fue un crecimiento más rápido que sus vecinos.

En cuanto al dinero que debían, en 2010 los alemanes hicieron un último pago de casi 70 millones de euros para cancelar todas sus deudas pendientes de las dos guerras mundiales. Sin embargo, ese pago final fue más simbólico que real ya que la deuda original había sido reducida en varias ocasiones a lo largo de las décadas.

Otro hecho de relevancia en el drama político en torno a la crisis actual, es que, según los griegos, Alemania nunca le devolvió a Grecia un préstamo sin intereses, equivalente a 476 millones de Reichmarks, que la Alemania nazi obligó a los griegos a entregarle durante la Segunda Guerra Mundial.

Los alemanes sostienen que ese préstamo fue cancelado como parte de la suma global negociada que pagaron a los griegos por los daños de guerra cometidos contra ellos. Pero si se añaden las antigüedades griegas que los nazis le robaron a Grecia, entonces el monto total de la deuda que tiene Alemania con Grecia es mucho más elevado.

Esta situación, al igual que muchas otras similares, ejemplifica lo turbio del pago de deudas entre países que se vieron envueltos en las guerras.

Lo que está claro, sin embargo, es que mediante el aplazamiento de pagos y la reducción de la deuda, los países pueden disponer de mayor tiempo para cumplir sus obligaciones con mayor facilidad.

Funcionó en el caso de los alemanes en aquel entonces. Y es seguro que funcionará para los griegos si se les da la misma oportunidad ahora, dice finalmente Joe Schlesinger, analista en la red inglesa del radiodifusor público canadiense, CBC.

Categorías: Economía, Internacional, Política
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