Impact 1 - Pachuca 1, Estadio Olímpico de Montreal
Photo Credit: Rufo Valencia

El Impact de Montreal avanza por primera vez a las semifinales de la Liga de Campeones de la CONCACAF

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Un agónico gol de empate del equipo canadiense Impact sobre el onceavo mexicano del Pachuca le permitió este martes al equipo de Montreal pasar por primera vez a la semifinal de la Liga de Campeones de la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe, la CONCACAF.

El partido, jugado antes más de 38.000 espectadores en el Estadio Olímpico de Montreal, fue definido en los últimos 15 minutos del partido. Hasta ese momento, el Pachuca había demostrado una mayor habilidad con la pelota, mientras que el equipo canadiense, mostrando un exceso de cautela, parecía contentarse con un empate cero a cero.

El partido era de vida o muerte para el Impact y el Pachuca. Tras un primer partido disputado el 24 de febrero en México entre ambas escuadras, que terminó en un empate a dos goles por bando, el partido en Montreal le obligaba al cuadro canadiense a conseguir ya sea un empate sin marcador, un empate sin goles o con uno por equipo, o directamente la victoria en goles. El Pachuca tenía que ganar, aunque sea por un solo tanto.

Los mexicanos, dirigidos por Diego Alonso, pasaron casi todo el primer tiempo jugando en territorio del Impact, que no lograba atravesar coordinadamente el mediocampo mientras que el ariete mexicano, Ariel Nahuelpán Osten, con el número nueve, no dejaba de buscar un flanco para el ataque del Pachuca.

Los mejores resultados los obtuvo el veloz y habilidoso puntero izquierdo Rodrigo Lozano, que mantuvo un duelo personal con la defensa canadiense.

Hasta la mitad del segundo tiempo, y cuando aumentaban paulatinamente las ocasiones mexicanas para anotar el primer gol psicológico, la victoria debía corresponderle al Pachuca gracias a su juego lateral más abierto como al espíritu desafiante de algunos de sus jugadores como Jorge Hernández, el número 16 que acabó cosechando una tarjeta amarilla al minuto 56.

Reflejo de la presión del encuentro, ambos equipos acabaron con un empate de tres tarjetas amarillas por bando. Sin embargo, en cuanto a faltas sancionadas, ganó Montreal porque al minuto 90 el director técnico de los canadienses, Frank Klopas, fue expulsado de la cancha con una pesada tarjeta roja.

El Impact parecía contento con el empate a cero, cuando una falta cometida por el canadiense Laurent Ciman contra el mexicano Germán Cano, se convirtió en un penal sancionado por el árbitro del partido, el costarricense Henry Bejarano.

Tras el tiro, pelota y arquero volaron en la misma dirección, pero el canadiense no logró detener el balón, causando con ese penal un sentimiento de tragedia inminente entre casi todo el público que acudió al estadio de Montreal, en el este de la ciudad.

El gol mexicano en el minuto 80 hizo aparecer de la nada fervorosos grupos de mexicanos que por un instante se olvidaron de los días difíciles que atraviesa su país, para tocar tambores, agitar la bandera tricolor y gritar a todo pulmón ¡Viva México!

Algo notable en la hinchada mexicana es que parte de ella estaba compuesta por familias enteras, desde los abuelos hasta los nietos, mientras que la barra del Impact, lanzaba de rato en rato nubes de humo con los colores de su equipo.

La alegría mexicana duró lo que dura un buen taco al pastor. No mucho, ya que ya en los cuatro minutos de tiempo suplementario otorgados tras el segundo tiempo, y cuando faltaban segundos antes del final del partido, el cielo decidió abrir sus puertas de hielo para dejar caer un milagro sobre el equipo canadiense.

Al minuto 94, el reemplazante Cameron Porter, con la camiseta 39, que apenas llevaba unos diez minutos en el terreno de juego, recibió un pase largo desde el mediocampo, bajo la pelota eludiendo a un defensor del Pachuca, evitó a otro más y suavemente deslizó la pelota entre las piernas del arquero Oscar Pérez, en una jugada de túnel que es lo peor que se le puede hacer a un arquero.

Estallaron dentro los cohetes ilegalmente introducidos en el estadio, celebrando el gol del Impact. Afuera caía una tempestad de invierno, con vientos que levantaban nubes de polvo. Adentro en el enorme estadio techado, los canadienses dejaron estallar su inmensa alegría, sabiendo que con ese gol del empate evitaban la eliminación.

Ya una semana antes, el dueño del Impact, el magnate de los quesos y productos lecheros Joey Saputo, se lamentaba de que la hinchada parecía haber abandonado al Impact y pedía por la radio que por favor apoyen al equipo con su presencia en la cancha.

Al final, ese empate con sabor a victoria del Impact hizo que las chalinas de invierno con el logo del equipo, que suelen venderse a diez dólares, al final del partido eran vendidas en 30. Y la gente hacía filas para comprarlas, o para adquirir una camiseta del equipo que, al empatar con el Pachuca a un gol por bando, se sentía casi campeón del mundo, o por lo menos el tiempo que dura una tempestad de invierno en Montreal.

Dentro de dos semanas el Impact enfrentará en Montreal a su próximo rival que será el equipo de Washington, el D.C. United o el Liga Deportiva Ajuelense, de Costa Rica.

Categorías: Internacional, Sociedad
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