En el reciente festival de literatura Metropolis Bleu, que se llevó a cabo en Montreal, Susana Vargas presentó en Montreal su libro “Mujercitos”, prologado por el crítico de arte Cuauhtémoc Medina.
La figura del homosexual, del travesti, fue, además de las historias y fotos de crímenes sangrientos, la materia prima para la publicación mexicana “Alarma!”, fundada en 1963 por Carlos Samayoa Lizárraga, y cerrada en 2014.
En esta revista, en la que además de mostrar imágenes y contenido de crónica roja, también aparecen historias e imágenes de los llamados mujercitos: hombres que son mujeres por una diversidad de razones.
Fue esta iconografía la que se convirtió en objeto de investigación académica para Susana Vargas, formada en la Universidad McGill, en Montreal. Ella cuenta que tuvo un acceso privilegiado al banco de imágenes de la revista mexicana.
Según la investigadora Susana Vargas, fue entre el 17 y el 18 de noviembre de 1901 que la noción de homosexualidad aparece representada en México en los medios de la época, suscitando un inmenso escándalo en un México dominado por la férrea mano del dictador Porfirio Díaz.
¿La razón?, una operación policial contra un baile en la capital mexicana, el llamado “Baile de los cuarenta y uno”, evento en el cual participaban 41 hombres, 22 de ellos vestidos de hombre y 19 vestidos de mujeres. Una viñeta del artista de la época, José Guadalupe Posada, ilustra la portada del periódico Hoja Suelta en aquellos días de noviembre de 1901. El titular dice “Los 41 maricones”.
Un rumor de la época destaca que entre los participantes en la fiesta se encontraba Ignacio de la Torre y Mier, el propio yerno de Porfirio Díaz, a quien las autoridades policiales permitieron las fuga mientras que los demás fueron incorporados por la fuerza a las filas del ejército.
Lo que Vargas encuentra en esas imágenes de “Alarma!” es la subversión del discurso que condena a las fotografiadas. Son imágenes de aquellos mexicanos que sueña con salir de la prisión de la identidad de género construida por el patriarcado y el Estado, actitud en parte reflejada en el personaje de La Manuela, en la película de Arturo Ripstein, “El lugar sin límites” (1977).
Destacando que México es el segundo país en las Américas en número de crímenes por odio, las imágenes de los mujercitos son, según Vargas, una forma de resistencia a la violencia de una sociedad que en parte vive atrapada entre la corrupción de la policía y los tiroteos entre cárteles de la droga y el ejército.
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