El presidente estadounidense, Barack Obama sonríe mientras mira hacia el presidente cubano, Raúl Castro, durante su histórica reunión en la Cumbre de las Américas.
Photo Credit: (Pablo Martinez Monsivais / Associated Press)

Estados Unidos retira a Cuba de la lista de Estados que apoyan el terrorismo

Este viernes, Estados Unidos retiró a Cuba de la lista de los Estados que apoyan el terrorismo, anunció el departamento de Estado.

Esta acción suprime uno de los obstáculos cruciales en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, las cuales se rompieron desde hace 54 años.

Washington había inscrito a Cuba en esta lista en 1982, cuando el gobierno de la isla apoyaba las rebeliones marxistas en América Latina. Los únicos países que quedan en esta lista actualmente son Irán, Siria y Sudán.

Retirar a Cuba de esta lista permitirá levantar ciertas sanciones económicas que golpean la isla, pero no eliminará el embargo en su conjunto, una decisión que solo puede tomar el Senado.

Recordemos que en diciembre pasado, Estados Unidos y Cuba habían anunciado su intención de restablecer sus relaciones diplomáticas tras más de medio siglo de sanciones contra Cuba.

Las conversaciones continúan, pero con ciertos obstáculos

Sin embargo, todo no va viento en popa en las negociaciones destinadas a concretizar las promesas contenidas en el anuncio histórico de diciembre.

La semana pasada, los negociadores de los dos países no lograron concluir un acuerdo sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y sobre la apertura de embajadas en las dos capitales.

El vuelco de Stephen Harper

Ottawa y La Habana instauraron relaciones diplomáticas oficiales en 1945. Desde el triunfo de la Revolución Cubana, Canadá es uno de los únicos países que mantuvo las relaciones diplomáticas con el país de Fidel Castro de manera ininterrumpida.

Tras el acercamiento entre Washington y La Habana, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, suavizó el tono frente al régimen cubano.

En el marco de la Séptima Cumbre de las Américas, Stephen Harper había calificado su encuentro con Raúl Castro como “una conversación buena y larga”.

El primer ministro canadiense estimaba previamente que Cuba no tenía lugar en esta cumbre, que debía ser “restringida a países democráticos”. Sin embargo, Harper se regocijó al decir que estaba “convencido de que un acercamiento diferente es lo apropiado en este momento”.

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