La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró que no está dispuesta a renunciar ni a claudicar frente a los planes de algunos sectores opositores que plantearon la posibilidad de abrir un juicio contra la mandataria.
El juicio, que implicaría una destitución si la presidente es considerada culpable, sería sobre los casos de corrupción que afectaron a la petrolera estatal Petrobras y en los que estarían involucrados unos 50 dirigentes políticos.
La mandataria brasileña, en entrevista con el diario Folha de Sao Paulo, aseguró que hay opositores “un poco golpistas” y que no es cierto –como algunos de sus opositores aseguraron- que haya pensado en suicidarse.
La presidenta Rousseff vive momentos difíciles como consecuencia de los escándalos de corrupción y las encuestas muestran que su apoyo popular no supera el 12 por ciento.
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