Esta semana, la agencia de Salud de Canadá anunció la aprobación de una píldora abortiva, conocida bajo su denominación científica RU-486.
La medida fue recibida con entusiasmo por parte de diversos sectores, que reclaman métodos más eficientes y rápidos para poner fin a los procesos de embarazos que no se desean continuar.
La droga fue autorizada para situaciones en los que el período de gestación no haya superado las 49 semanas y las mujeres que quieran acceder a la misma deberán contar con una prescripción médica.
Dos compuestos en uno
Se trata de una combinación de dos drogas, la mifepristona y el misoprostol. La primera bloquea la producción de progesterona, la hormona que interviene en la fertilización, y la segunda provoca contracciones, alterando el proceso de gestación. El uso más común de esta última se da en la inducción del trabajo de parto.
Algunos especialistas señalaron reparos hacia la RU-486, debido a casos de infección o de septicemia fatal, que se registraron en Estados Unidos.
Por esa razón, los médicos advierten la necesidad de un seguimiento profesional cercano de toda mujer que decida utilizar la píldora.
La exhortación se torna particularmente importante en los casos de mujeres que viven en regiones donde el acceso a la atención médica es más lento. Son precisamente esas mujeres, que no pueden recurrir con facilidad a un aborto quirúrgico –legal en Canadá-, las que podrían convertirse en las principales beneficiarias de la aprobación de la droga.
Debate
La Federación Nacional del Aborto estadounidense sostuvo que la mifepristona es consumida en 60 países desde hace décadas por millones de mujeres, que no han sufrido ningún problema derivado de la misma.
En efecto, la píldora fue aprobada en 1988 en Francia y a partir de 2000 se la consume en Estados Unidos. Por su parte, Canadá había suspendido los ensayos de la misma en 2001, tras el deceso de una mujer tratada con las drogas en cuestión.
En Canadá, grupos antiaborto se pronunciaron en varias ocasiones contra la píldora, sosteniendo que Canadá no necesita hacer más fácil el acceso al aborto y reiterando los riesgos que la droga puede implicar para la salud y vida de la madre.
Acceso
Las mujeres que deseen consumir la RU-486 deberán lograr primero una prescripción médica y por el momento no está previsto que el uso de la misma pueda ser autorizado por enfermeras u obstetras.
El proceso implicará dos visitas al consultorio médico. En la primera, la paciente ingerirá la combinación de drogas bajo la supervisión del doctor. Luego, en el plazo de 12 a 24 horas posteriores a esa visita, la mujer deberá ingerir otras 4 dosis.
Una segunda consulta debe ser llevada a cabo entre una o dos semanas más tarde, donde el médico evaluará la evolución posterior al tratamiento.
Está previsto que el compuesto se encuentre disponible para su comercialización a partir del invierno de 2016.
Conservadores irritados
La ministra federal de la Salud, Rona Ambrose, manifestó el jueves su molestia ante la disposición de la agencia canadiense de Salud de autorizar la píldora, al decir que “está fuera de mis manos y se trata de una decisión final”.
A los reparos interpuestos por los antiabortistas, el gobierno federal se enfrenta con esta decisión justo en momentos en los que se apresta a iniciar la campaña electoral, con vistas a los comicios de octubre próximo.
El temor de la administración Harper es que el paso dado por la agencia de Salud pueda afectar su performance electoral entre los sectores más conservadores de la sociedad.
Por su lado, tanto el NPD como el Partido Liberal, en la oposición, habían expresado su rechazo a cualquier intento del gobierno de reabrir el debate sobre el aborto, con el objetivo de imponer límites para acceder al mismo.
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