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Teléfonos inteligentes y tabletas antes de dormir trastornan el ciclo biológico

Escuche Thomas Alva Edison, el prolífico inventor estadounidense, aseguraba ante la creación de la primera estación comercial de energía eléctrica en el año 1882 que la iluminación no era perjudicial para la salud.  131 años más tarde, un artículo publicado en la prestigiosa revista “Nature”, asegura que el uso de aparatos que irradian luz antes de acostarse para dormir puede alterar el ritmo de sueño.

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Según se ha descubierto con el paso de los años, la luz artificial altera notablemente el ciclo del sueño de las personas y de otros animales, pues el cuerpo se engaña inconscientemente al percibir los rayos de luz al llegar la noche, afectando así el reloj biológico que gestiona el tiempo de sueño y el que permanecemos despiertos.  Teniendo en cuenta esa información, acostarnos para ir a dormir y antes de hacerlo enfrentarnos a una tableta o un teléfono inteligente agrava la situación. Como asegura la Asociación Americana de Medicina en su última reunión, “la excesiva exposición a la luz durante la noche, altera los procesos esenciales y puede crear efectos potencialmente perjudiciales y situaciones peligrosas”.

Cuando los Médicos que escriben este artículo hablan de “procesos esenciales”, hacen referencia a los procesos que controlan y regulan en nuestro organismo el ritmo circadiano, es decir, los ciclos de luz y temperatura del cuerpo en relación con ciclos externos o ambientales a los que estamos expuestos.  Básicamente se trata del ciclo biológico que nos invita a dormir para que no fallezcamos y que nos anima a despertarnos al cabo de un tiempo adecuado para el organismo.  Este proceso también afecta los patrones de alimentación, la actividad cerebral y la regeneración celular.  Cuando este proceso se ve alterado de manera grave y prolongada  puede inducir a la obesidad, diabetes, incluso cáncer, y está muy relacionada con el trastorno bipolar.

Charles Czeisler, uno de los más grandes expertos en la medicina del sueño aseguró que la llegada de la luz artificial ha supuesto un contratiempo enorme para la salud del ritmo circadiano. El Dr. Czeisler explica que al igual que el oído, que tiene dos funciones, audición y equilibrio, con el ojo humano ocurre lo mismo. Por un lado, nos proporciona el sentido de la vista, pero cuenta con otra función que incluso gozan los no videntes. Se trata de unas células que se encuentran en la retina y que funcionan como vigías para el ritmo circadiano. Son estas las células que perciben si es de día o de noche y en función de lo que detecta, el organismo actúa en consecuencia.

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Esencialmente, si la retina sigue recibiendo luz aunque sea medianoche, todo el proceso se altera, provocando que el ritmo circadiano se rompa hasta el punto de convertirse en un verdadero problema de salud en los casos más agudos. Según Czeisler, hay muchas razones por las que se tiene falta de sueño en nuestra sociedad, pero el factor desencadenante es un avance tecnológico a veces olvidado, “la Luz Eléctrica”. Y esta luz afecta los ritmos circadianos con más fuerza que cualquier droga conocida. La luz artificial en la retina inhibe a las neuronas que inducen al sueño y activa a las que provocan el estado de vigilia en el hipotálamo. Cuando más iluminamos nuestras vidas, menos dormimos.

La estadística indica que hace 50 años, el 3% de la población de Estados Unidos dormía menos de seis horas diarias de promedio; hoy es del 30%. Los niños de todo el mundo duermen en promedio entre una hora y una hora y media menos de lo que lo hacían hace un siglo atrás. Y el dato más importante, la falta de sueño diaria no se recupera.

Con la llegada de la nueva tecnología LED (diodos emisores de luz, por sus siglas en inglés), los televisores, computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes emiten mucha cantidad de luz azul, que es precisamente la más nociva por la noche, mucho más que las cualquier lámpara común.

Actualmente se están realizando experimentos más precisos para determinar el grado de influencia exacta de los nuevos aparatos inteligentes a nuestro reloj biológico. Lo que si se ha demostrado hasta ahora es que la luz azul puede alterar ritmo circadiano que podría provocar trastornos graves de la salud.  En definitiva, no solo importa la cantidad de tiempo que dormimos sino la calidad; para obtenerla, es conveniente no llevar los nuevos dispositivos electrónicos a la cama antes de dormir.

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Categorías: Internet, ciencias y tecnologías, Salud, Sociedad
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