En Mérida, México, un rescatista de animales inició una campaña con el objetivo de enviar perros abandonados a un refugio en Canadá, para su posterior adopción.
La iniciativa es sorprendente en varios aspectos: contempla no sólo el traslado de los animales a un destino transfronterizo sino que, además, el mismo está constituido por un país cuyas disposiciones sanitarias y aduaneras distan de ser poco exigentes, llegando a veces a ser un dolor de cabeza y de bolsillo para quienes salen o retornan con sus propias mascotas.
La falta de conciencia en materia de adopción en México motivó a los responsables de la idea a buscar socios en el extranjero y es allí donde aparece la Lincoln County Humane Society, encargada de recibir los animales en suelo canadiense e iniciar el proceso que permita encontrar las personas interesadas en adoptarlos.
Por cierto, el cuidado de los animales en Mérida, que involucran no sólo la alimentación sino también, en algunos casos, atención veterinaria, poner en regla sus papeles, embarcarlos y enviarlos vía aérea a Canadá no se hace con poco dinero. Con ese objetivo, se encuentra en marcha una campaña de recaudación de fondos.
Los beneficios no terminan allí. Ya que los animales deben volar acompañados por una persona, los responsables invitan a quienes tengan que trasladarse a Canadá por trabajo, estudio u otro motivo, y no cuenten con los recursos para hacerlo, a convertirse en tutores durante el vuelo.
Arturo Gonzáles Ortega Frías, voluntario de la organización sin fines de lucro Evolución Animal, nos cuenta más sobre esta idea, en diálogo con Luis Laborda.
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