Poco importa su edad, la mayoría de los niños generalmente se recuperan bien de una conmoción cerebral. Sin embargo, en los niños menores de cinco, el trauma podría incluso dañar la relación con sus padres, de acuerdo con un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de Montreal.
Aproximadamente el 2% de los niños en edad preescolar sufren una conmoción cerebral en algún momento u otro. Este es el grupo de edad que ocupa el primer lugar en las visitas al hospital poreste tipo de trauma, pero también es el más vulnerable.
«Físicamente, son más frágiles, y su cabeza es más frágil, pero está también el papel del cerebro que es el de apoyar el desarrollo de nuevas habilidades», dice Miriam Beauchamp, una investigadora en el hospital para niños Sainte-Justine, profesora la Universidad de Montreal y autora principal del estudio.
Hay el lenguaje y todas las habilidades mentales y sociales que se desarrollan, y que por lo tanto, interrumpen este desarrollo que si se encuentra en una fase exponencial, puede tener consecuencias.
-Miriam Beauchamp
Una comunicación más pobre
Para su estudio publicado en la revista Journal of Neuropsicología, Miriam Beauchamp y su equipo analizaron los casos de 130 niños de 18 meses a 5 años, junto con sus padres. Algunos habían sufrido una conmoción cerebral, otros lesiones como una fractura en la pierna o el brazo torcido, y los últimos no había sufrido una conmoción cerebral ni lesión.
Fueron vistos seis meses después del trauma. Además de responder a un cuestionario de evaluación, los padres fueron involucrados con sus hijos en una sesión de evaluación filmada en laboratorio. Delante de los investigadores, compartieron una merienda o jugaron juntos, sencillamente.
La calidad de las relaciones entre padres e hijos después de una conmoción cerebral se redujo significativamente en comparación con los niños que no sufrieron ninguna lesión.
-Miriam Beauchamp
Se analizaron tres áreas: la calidad de la comunicación, la cooperación y la atmósfera emocional. «De manera muy general, lo que buscamos en una relación de buena calidad es la reciprocidad entre padres e hijos, que el padre y el niño sean capaces de responderse el uno con el otro, que sea fluido y natural natural «, ilustra la Sra. Beauchamp.
Cuando una relación se deteriora, el padre y el niño se cortan la palabra o el niño trata de abordar un tema cuyo padre ignora, indica ella.
Los investigadores deberán, sin embargo, profundizar más la investigación antes de identificar otros factores que podrían influir en este cambio en la relación, que incluye el comportamiento del padre. Este último puede experimentar estrés y ansiedad como resultado de trauma.
Necesitamos que los padres observen. Su estado emocional y psicológico puede influir también en la recuperación de su hijo.
-Miriam Beauchamp
Difícil de detectar los síntomas
El desafío es especialmente tan grande para los padres que a veces es difícil detectar un traumatismo craneal cerebral en los niños y darse cuenta del impacto que tiene.
Una conmoción cerebral puede causar pérdida del conocimiento y vómitos, pero también confusión, irritabilidad, una disminución constante y dolores de cabeza.
«Estos elementos, se puede imaginar, son cosas difíciles de detectar. Un niño de dos años no le dice a su padre: «Tengo un dolor de cabeza, estoy cansado» «, señala la Sra Beauchamp. Los síntomas de irritabilidad pueden persistir durante semanas después del trauma o meses.
Los niños observados por el equipo de investigadores Montreal también serán revisados 12 meses y 18 meses después de haber sufrido la conmoción cerebral. Como se trata de uno de los primeros estudios sobre el tema, uno de los objetivos es ver cuánto tiempo puede durar el impacto de tales traumas en las habilidades sociales de los niños pequeños.
RCI con información de la periodista Christine Bureau de Radio Canadá
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