Los extremadamente elevados precios de los bienes raíces en Vancouver, en la provincia de Columbia Británica, han puesto a los feligreses de una iglesia en los suburbios de esa ciudad en una situación delicada.
Actualmente, una modesta vivienda en Vancouver cuesta entre 900.000 y 1.400.000 dólares. Por su lado, las autoridades de la provincia buscan las maneras para que los ciudadanos comunes y corrientes puedan, algún día, acceder al sueño del techo propio.
La iglesia católica Star of the Sea es una construcción antigua que necesita reparaciones con urgencia, pero la congregación no tiene el dinero suficiente para llevarlas a cabo. Por otro lado, esta iglesia se encuentra en un terreno que vale millones de dólares. El dilema de estos creyentes es tener que elegir entre tratar de reparar el templo o vender el terreno al mejor postor, en uno de los mercados inmobiliarios más caros del país.
«Por favor, le pido que rece usted a Dios para que nos permita conservar nuestra iglesia», dice una mujer que desde hace años acude a la Parroquia Star of the Sea, estrella del mar, ubicada en la calle del Abeto, en la pequeña ciudad de White Rock, situada junto a las aguas del océano Pacífico, en las afueras de Vancouver.
Debido justamente a que la iglesia se encuentra situada junto al océano, con una gran vista del paisaje, y que está construida en un lote de una gran superficie, en estos tiempos de alta especulación inmobiliaria, esta propiedad actualmente vale millones de dólares.
Jim McKinley es miembro del consejo de administración de la parroquia que es dueña de tres templos: la iglesia del Buen Pastor, la iglesia de la Santa Cruz y la iglesia de la Estrella del Mar. Él explica que el arzobispado ya ha otorgado el permiso necesario para vender dos de estas tres iglesias.
El plan consiste en amalgamar a las congregaciones de las tres iglesias de la parroquia en una sola, constituyendo una sola, más grande y numerosa.
Además del hecho de que las construcciones son antiguas y necesitan reparaciones mayores, que serán muy costosas, ellas también deben ser renovadas para cumplir con las normas actuales de construcción anti-sísmicas, ya que Vancouver se encuentra en una zona donde la posibilidad de terremotos es mayor.
Jim McKinley del consejo de administración de la Parroquia Star of the Sea, explica que vender esas iglesias es algo inevitable y necesario.
Y mientras los agentes inmobiliarios ya se frotan las manos saboreando la venta millonaria del terreno de la iglesia católica Star of the Sea, los creyentes que acuden a ella desde hace décadas siguen rezando para que se produzca un milagro y no tengan que vender aquel lugar tan simbólico en sus vidas.
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