Mike Cabana y Jennifer Strachan, de la GRC, presentando los detalles de la operación contra Aaron Driver, un simpatizante del grupo armado autodenominado Estado Islámico.

Mike Cabana y Jennifer Strachan, de la GRC, presentando los detalles de la operación contra Aaron Driver, un simpatizante del grupo armado autodenominado Estado Islámico.
Photo Credit: PC / Justin Tang

Policía canadiense: explosión de agosto habría podido ser peor

Un simpatizante del grupo armado autodenominado Estado Islámico abatido por las autoridades en agosto pasado –en la ciudad de Toronto- habría podido causar mucho daño.

Así lo aseguró la Gendarmería Real de Canadá, en rueda de prensa, al explicar que la bomba artesanal que portaba habría podido herir gravemente cualquier persona que hubiese estado a menos de dos metros del individuo.

Aaron Driver llevaba una bomba en su morral  –que contenía múltiples fragmentos- cuando fue interceptado y posteriormente abatido por la policía.

La investigación de la GRC asegura que el artefacto explosivo sólo fue detonado parcialmente y que las consecuencias de la explosión habrían podido ser peores.

El superintendente principal de la policía federal –Jeff Adam- dijo que si Driver hubiera detonado la bomba en un medio urbano lleno de gente, cerca de un autobús o en una intersección  habría podido “matar y herir gravemente” a mucha gente a su alrededor.

Aaron Driver

El simpatizante del grupo armado autodenominado Estado Islámico activó el explosivo poco después de que las autoridades lo interceptaran al momento de tomar un taxi frente a su domicilio.

El chofer del taxi fue herido levemente durante el hecho.

Las investigaciones revelaron que el hombre tenía previsto llegar a un centro comercial situado cerca de la ciudad de London.

La policía canadiense llegó al lugar luego de que el FBI estadounidense alertara sobre un video en el que el hombre de 24 años dejaba entrever que cometería un acto terrorista.

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