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Estatus social inferior, sistema inmunológico en peligro

El mero hecho de tener un estado de precariedad social puede afectar el sistema inmune en el macaco, muestra un estudio de Canadá y Estados Unidos.  Pero esa investigación va más lejos mostrando que los efectos son reversibles.

Es una buena noticia de algún modo, porque implicaría que, si a uno le está yendo mal en la vida, simplemente si las cosas cambian para mejor, su salud se va a hacer eco de esos cambios relativamente rápido.

-Joaquín Sanz, Universidad de Montreal

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Joaquín Sanz, Universidad de Montreal

La esperanza de vida no es la misma para ricos que para pobres. Se dice que la brecha puede ser de 10 años y esta desigualdad en la salud a través del espectro socioeconómico a menudo se atribuye al acceso a la atención médica y las diferencias en hábitos como el tabaquismo, el ejercicio y la dieta.

Pero un nuevo estudio en macacos muestra que el estrés crónico de la vida entre aquellos que se encuentran en la parte inferior de la escala social puede alterar el sistema inmunológico, incluso en ausencia de otros factores de riesgo.

Conversamos con Joaquín Sanz, pos-doctorante en el laboratorio del Dr. Luis Barreiro en el Hospital Ste. Justine, de la Universidad de Montreal.

¿Cuál fue la pregunta central que guió la investigación?

Queríamos comprobar en ausencia de otros condicionantes si éramos capaces de observar diferencias en la expresión de los genes y el funcionamiento del sistema inmunitario de esos animales relacionados con su estatus social.

Se trata de un asunto controvertido y complejo, sobre todo si uno pretende hacer estudios en humanos. En humanos el estatus social es algo muy complejo y no se lo puede separar de otros condicionantes. Pero eso es algo que se puede hacer con los animales, que es lo que se hizo en el estudio.

¿Cuál fue el método que emplearon para llevar a cabo el estudio?

Los investigadores utilizaron a 45 hembras de macacos sin ninguna relación entre ellas, las pusieron en grupos de cinco animales, en recintos amplios. La ventaja que tiene este método, dice Sanz, es que controlando el orden de introducción de los animales en el recinto somos capaces de predecir cuál será  el estatus social que tendrán al final.

Estos animales tienen una jerarquía social muy estricta, basada en la veteranía y orden de llegada al grupo, de modo que era el modelo ideal para hacer este tipo de pruebas y observar el comportamiento de cada individuo.

En una segunda fase del estudio, vuelven a repetir el experimento, de tal manera que lo que obtenemos es los mismos individuos reorganizados en otros grupos diferentes, por lo tanto en diferentes estatus sociales.

Eso permite seguir la pista de cómo los cambios en el estatus social que se introducen dentro de un mismo individuo se reflejan en los cambios en el funcionamiento de sus sistemas inmunitarios.

Los investigadores en Montreal, Luis Barreiro (en primer plano, sosteniendo al bebé), Jean-Christophe Grenier (a la derecha, con gafas y gorra) y Joaquín Sanz (al fondo a la derecha)

Esos efectos ¿son permanentes?

Un estado reversible ¡al igual que la inmunidad!

Los investigadores observaron también que estas diferencias en las respuestas inmunes eran reversibles. De hecho, cuando un macaco de bajo nivel social tiene acceso a un estatus social elevado, el sistema inmunológico adopta la respuesta inmune asociada con un alto estatus social.

Esa es una de las cuestiones más importante que hemos visto. Siguiendo este protocolo de dos fases, en los cuales nuestros 45  animales tienen un determinado estatus social y en la segunda fase estos estatus sociales han cambiado, somos capaces de ver que, cuando cambia su estatus social, la situación genética de tus glóbulos blancos, el funcionamiento de tu sistema inmune, cambia. Es un cambio a corto plazo. Cuestión de meses. Es una buena noticia de algún modo, porque implicaría que, si a uno le está yendo mal en la vida, simplemente si las cosas cambian para mejor, pues su salud se va a hacer eco de esos cambios relativamente rápido.

Es decir, los resultados muestran que las células de macacos con bajo nivel social reaccionaron ante las infecciones con una respuesta pro-inflamatoria más fuerte que la de los individuos de alto estatus social.

Una respuesta pro-inflamatoria se produce cuando el sistema inmune produce inflamación (enrojecimiento, calor, hinchazón, etc.) para neutralizar y eliminar las infecciones. Una alta inflamación de los tejidos u órganos infectados puede salvar la vida de la persona enferma, pero una inflamación desproporcionada también puede dañar los órganos y dejar secuelas.

Investigadores de Estados Unidos, Jenny Tung (de verde, abajo) y Noah Snyder-Mackler (abajo a la derecha)

Según los investigadores, esto podría explicar en parte por qué las personas en situación precaria tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares e inflamatorias.

Los resultados de esta investigación abren nuevas avenidas debido a la variación en el método experimental al tener la idea de una serie de animales modificando su estatus social para ver como esos cambios se reflejan en cambios biológicos. Esta idea fue llevada a la práctica por primera vez.

La investigación fue realizada por el Prof. Luis Barreiro, de la Universidad de Montreal y sus colegas de las universidades Duke y Emory de Estados Unidos.

Esto y más en la entrevista con Joaquín Sanz, pos-doctorante en el Hospital Ste. Justine de la Universidad de Montreal.

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Categorías: Internacional, Salud
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