Fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU en Malí en 2015.

Fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU en Malí en 2015
Photo Credit: Marco Dormino/United Nations/Associated Press

Canadá no debería hacer promesas de mantenimiento de la paz si no puede cumplir lo que dice

Un reciente editorial del periódico canadiense de mayor tirada, el Toronto Star, dice que el primer ministro Justin Trudeau ha cambiado de posición en torno a una misión de la paz en África.

El 16 de febrero de 2016 el primer ministro Justin Trudeau dijo: «Estamos decididos a revitalizar el papel de Canadá en el mantenimiento de la paz.»

El 14 de Julio de 2016 un titular del Toronto Star decía: «Tropas canadienses serán enviadas dentro de poco al África mientras el gobierno federal hace planes para una nueva misión de mantenimiento de paz.»

El 4 de diciembre de 2016 Justin Trudeau decía: «Vivimos en la actualidad en un mundo peligroso. No podemos simplemente sentarnos y decir ‘no vamos a hacer nada al respecto’.»

El primer ministro canadiense Justin Trudeau.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau. © Sean Kilpatrick/Canadian Press

Finalmente, el 25 de Marzo de 2017 el Primer Ministro canadiense declaró: «Hemos tenido una historia difícil en África como fuerzas de mantenimiento de la paz… Esa es una decisión que no vamos a tomar a la rápida.»

Cuánta diferencia hacen unos pocos meses, destaca el editorial del Toronto Star. Un gobierno tan ansioso por volver a las misiones de mantenimiento de la paz, que propone que Canadá asuma sus responsabilidades como un miembro comprometido de las Naciones Unidas, ahora vacila a la hora de tomar decisiones.

Hay muchas razones que hacen comprensible esta situación. El panorama mundial ha cambiado drásticamente con la elección de Donald Trump. Las misiones de paz en África son difíciles y peligrosas. Están más cerca de ser misiones de contrainsurgencia que lo que fueron las operaciones tradicionales de los cascos azules.

Tomarse el tiempo para hacer las cosas bien tiene sentido. Pero las largas vacilaciones de Canadá acarrean riesgos y están socavando el propósito mismo de la intención original del gobierno.

Cascos azules de la MINUSMA en Malí.
Cascos azules de la MINUSMA en Malí. © www.un.org

Fue hace poco más de un año que Trudeau declaró que Canadá estaba de regreso como un miembro leal y constante de la ONU, anunciando formalmente la intención de su gobierno de volver a ganar un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU en la primera oportunidad que se presente.

Y fue hace siete meses que el Gobierno canadiense definió con cierto detalle la magnitud de su compromiso con las operaciones de mantenimiento de la paz, informando que desembolsaría para ello unos 450 millones de dólares en tres años y que desplegaría hasta 600 soldados canadienses en ese tipo de misiones.

La ONU y sus aliados celebraron el anuncio canadiense. Francia, en particular, está ansiosa por recibir apoyo en momentos en que sus soldados están combatiendo contra extremistas islámicos en Malí. Y ya en noviembre de 2016, funcionarios de la ONU indicaron que se necesitaba con urgencia tropas canadienses en Malí, donde han muerto más cascos azules que en cualquier otro lugar en la larga historia de estas operaciones de Naciones Unidas.

A la hora actual, en la que se ve claramente que Ottawa está posponiendo el envío de cualquier misión a África, Canadá corre el riesgo de decepcionar a aquellos aliados cuyas esperanzas y expectativas habían sido justamente alentadas. Un general belga ya ha sido nombrado al mando de la misión de la ONU en Malí, una posición que había permanecido abierta para que la ocupe un canadiense.

¿Qué van a pensar nuestros aliados?, se pregunta el editorial del Toronto Star. Si el 2017 transcurre sin mayores decisiones, no será difícil para ellos llegar a la conclusión de que cuando se trata de mantenimiento de la paz, Canadá solamente habla, pero no hace nada.

Cascos azules desplegados en la República Democrática del Congo.
Cascos azules desplegados en la República Democrática del Congo. © ONU / Sylvain Liechti

Por otro lado, si el envío de tropas a una misión difícil era un elemento clave para que Canadá pueda ganar un puesto en el Consejo de Seguridad, sin duda que el no cumplir con ese cometido echará por tierra esa posibilidad.

A estas alturas, sería mejor que el gobierno canadiense determine exactamente qué es lo que está dispuesto a hacer y cuánto riesgo está dispuesto a asumir, y luego llevar a cabo la tarea. Es mejor cumplir con metas más modestas que hacer declaraciones ambiciosas para luego abandonarlas y no cumplirlas.

Está claro que el mundo está listo para recibir de parte de Canadá una participación más activa en el mantenimiento de la paz, en el apoyo a la paz y en operaciones similares.

El gobierno tiene que hacer un mejor trabajo, pasando de las palabras a los actos, demostrando en el terreno lo que Canadá está dispuesto a hacer realmente, dice finalmente el editorial del periódico canadiense Toronto Star.

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Categorías: Internacional, Política
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