Miriam Bautista Gutiérrez, representante de Apolat Talpan Tajpiani
Photo Credit: Leonora Chapman

Miriam Bautista Gutiérrez, por la vida y el territorio

Es muy sencillo cuando llevas una vida ininterrumpida viviendo en comunidad,  tu relación con la madre tierra es cotidiana. Cuando llega un proyecto directo a tu territorio, es muy fácil moverte. No puedes permitir que esa tranquilidad con la que elegiste vivir y conservar la vida de todos, afecte acá y allá. Entonces es muy sencillo cuando te dicen oye, la mina llegó…Dices…perdón? Mina a cielo abierto? No! No lo puedo permitir!

-Miriam Bautista Gutiérrez, representante de Apolat Talpan Tajpiani que reagrupa a comunidades  nahuas y mestizas del valle de Apulco en la Sierra Norte de Puebla (México).

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Así respondió Miriam a la pregunta sobre cómo se había iniciado en ese movimiento de defensa de la vida y del territorio. Contundente. Naturalmente, como señala en otro momento.

Según el Anuario 2016 sobre las actividades extractivas en México, las empresas mineras canadienses en México están implicadas en 578 proyectos, es decir, en alrededor del 65 por ciento de todos los proyectos mineros. Estas corporaciones principalmente extraen oro, plata y cobre, además de fierro, zinc y plomo. Lo hacen obteniendo altísimos valores de producción que rebasan los 200 mil millones de pesos anuales. Sin embargo, de este dinero, poco queda en el país y en las comunidades donde se asientan las minas.

Miriam Bautista Gutiérrez se encuentra en el coloquio internacional en Montreal para compartir justamente su experiencia de lucha por la defensa del territorio contra los megaproyectos extractivos que los amenazan: minas de tajo abierto, presas hidroeléctricas, líneas de alta tensión, oleoductos y fracturación hidráulica (fracking) para la extracción de hidrocarburos.

Participantes en el coloquio internacional Luchas indígenas por el territorio. Sergio Campusano, presidente de la comunidad Diaguitas Huasco Altinos (Chili), Nazario Diego, representante de Altepe Tajpianij, Mex, Miriam Bautista Gutiérrez,representante de Apolat Talpan Tajpiani, Mex, Pierre Beaucage, Université de Montréal, Alejandro Marreros Lobato, representante de opositores a proyecto de una empresa minera canadiense en Ixtacama. © Leonora Chapman

Apolat , el Gran Río

“Estamos defendiendo el río en contra de proyectos hidroeléctricos que van de la mano con lo que son las concesiones mineras, porque ellas necesitan grandes cantidades de energía para poder llevar a cabo sus ambiciones.”

El problema, dice ella, es que el río nace justo en Ixtacamaxtitlán donde está concesionada una mina de oro por una minera canadiense, Alma de Minerals. Por eso Miriam está en Montreal, porque es importante dar a conocer lo que ocurre en el territorio de la Sierra norte de Puebla, explica.

Investigación sobre los daños ambientales

De entrada Miriam señala que, al tratarse de una hidroeléctrica,  no puede ser energía limpia cuando desde el inicio avisan que van a barrenar un río.

Ella y otros están aquí representado a cientos de comunidades que se han unidos contra esos proyectos. Se trata de una verdadera organización regional, en defensa de intereses comunes, como lo son la vida y el territorio. Eso los llevó a investigar por su propia cuenta, dado que el gobierno tampoco colabora,  para saber el número de concesiones, el polígono, las hectáreas, etc. En esas investigaciones contaron con la colaboración de organismos especializados como la Alianza mexicana contra el fracking.

Las asambleas

No están solos. Al Apulco ya se unieron comunidades del estado  de Veracruz, cerca del Golfo de México. Es decir, los proyectos de lucha común abarcan varias comunidades y diferentes temáticas.  Ya sea de mineras, de proyectos hidroeléctricos, de fracking, de semillas transgénicas, etc. ¿Cómo funcionan?

“Para nosotros las asambleas no son solo una junta de información, la asamblea para los pueblos originarios constituye un órgano de gobierno donde ejercemos nuestra autonomía, nuestro poder de decisión, el estilo de vida que queremos, lo que no queremos. En este proceso de varios años, las asambleas y no son solo de mi comunidad sino que se forman bloques más grandes”.

El diálogo que no tiene sentido

Miriam rechaza categóricamente todo intento de diálogo con las empresas, porque para ellas, se trata sólo de un “elemento de convencimiento”.  Ya están en esos territorios, haciendo lo que se les da la gana, dice.

No los toman en cuenta, violentaron muchos de sus derechos, por eso, recalca otra vez, no tiene sentido ese diálogo.

“No puede haber diálogo, porque la vida no se puede negociar. No queremos diálogo para negociar el equilibrio ecológico. No estamos dispuestos a seguir manteniendo el desarrollo de pueblos desarrollados, cuando a nosotros se nos llama pueblos en vías de desarrollo. Porque nosotros ni siquiera hacemos uso de la riqueza de minerales para nuestro propio desarrollo”.

Según el Anuario 2016 sobre las actividades extractivas en México, un análisis realizado en 2009, sobre el caso particular de la empresa canadiense GoldCorp, encontró que, por cada mil dólares de oro vendido, la empresa recibía 994.1 dólares y las comunidades solo 5.9 dólares.

Esto y mucho más en la conversación de Miriam Bautista Gutiérrez, representante de Apolat Talpan Tajpiani que reagrupa a comunidades  nahuas y mestizas del valle de Apulco en la Sierra Norte de Puebla,  con Leonora Chapman, de RCI.

Patrocinadores del coloquio internacional:

Groupe de recherche sur les espaces publics et les innovations politiques – GREPIP – dir. Dr Charmain Levy, Université du Québec en Outaouais.

Grupo de trabajo « Espacios de vida »: Nancy Thede et Pierre Beaucage

Centro para la conservación y el desarrollo Indígena Alternativo (CICADA) /

Cuidado Medioambiental Indígena y Desarrollo Alternativo (INSTEAD), Dir. Colin Scott, Department of Anthropology, McGill University, Montreal.

Comité para los Derechos Humanos en América Latina (CDHAL), Montreal.

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Categorías: Economía, Indígenas, Internacional
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