La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) reconoció el domingo 29 de octubre haber asesinado a un jefe indígena del noroeste de Colombia, en lo que constituye la primera violación al cese del fuego bilateral acordado con el gobierno de ese país latinoamericano.
Aulio Isarama Forastero, gobernador de la reserva indígena Catru Dubaza Ancoso, de Alto Baudó, en el departamento de Chocó, fue muerto el 24 de octubre último.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) denunció el crimen al día siguiente de ocurrido.
El ELN reconoció su responsabilidad el domingo por medio de un comunicado. “Lamentamos profundamente el hecho y pedimos perdón por un acto profundamente doloroso para su familia y sus próximos”, sostiene el texto difundido por la organización guerrillera.
Según sostuvo la ONIC, al gobernador realizaba actividades en su comunidad cuando “alrededor de 5 hombres armados, vestidos con uniforme del ELN, del frente de Resistencia Cimarrón, lo amenazaron y se lo llevaron bajo el pretexto de que hablara con sus jefes”.
“Cerca de dos horas más tarde, se escucharon dos disparos y pensamos que se trató del momento en el que el jefe fue abatido. Más tarde, el grupo armado avisó a miembros de la comunidad para que fuesen a retirar el cuerpo”, sostuvieron los voceros indígenas.
Por su parte, el ELN dio su versión de los hechos. Los rebeldes declararon haber interrogado a Forastero en torno a sus presuntos vínculos con la inteligencia militar colombiana.
En el relato de la guerrilla, cuando el grupo se hallaba “en camino hacia el lugar del interrogatorio”, el gobernador se negó a seguir avanzando y “se abalanzó sobre uno de nuestros efectivos, con el resultado trágico que conocemos”.
Las autoridades del ELN dijeron que nunca existió orden o instrucción alguna para atentar contra la integridad física del gobernador.
El caso constituye la primera violación al cese del fuego acordado entre la guerrilla y el gobierno colombiano, que entró en vigor el 1 de octubre, en el marco de las conversaciones de paz que se llevan a cabo desde hace dos meses en Quito, la capital de Ecuador.
El ELN cuenta con cerca de 1500 efectivos y controla la región del Chocó, considerada como el departamento más pobre del país.
Las negociaciones tienen como objetivo poner fin a medio siglo de violencia armada, que ha producido decenas de miles de víctimas en Colombia.
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