El problema es sobre todo en las políticas que rodean la reglamentación de esos productos. Aun hoy en Canadá no hay obligación de probar la perturbación del sistema endocrino cuando se pone en el mercado un nuevo producto químico. Nos damos cuenta de los efectos hormonales 10, 20 o 30 años después de la comercialización del producto.
– Élyse Caron-Beaudoin, toxicóloga, Universidad de Montreal
Desde hace unos 20 años, el cociente de inteligencia de los niños (CI) ha ido disminuyendo constantemente debido a los disruptores endocrinos en el medio ambiente. ¿Existe un vínculo real de causa y efecto? ¿Es reversible la situación? Investigadora canadiense responde a esas preguntas.
Escuche
Hace tiempo que se sabe que los trastornos del aprendizaje, de conducta y del desarrollo en los niños son claramente el resultado de complejas interacciones entre factores ambientales (físicos, químicos, biológicos, psicológicos y sociales) y genéticos durante los períodos vulnerables del desarrollo.
Según la OMS los problemas del aprendizaje pueden estar afectando entre un 5% y 10% de los niños escolares.
La carga que estos trastornos suponen en los niños afectados, familias y comunidades es enorme: dificultades económicas, emocionales, incremento de suicido, abuso de sustancias, desempleo y dificultades de aprendizaje.
La investigación sobre la interacción entre las sustancias químicas ambientales y el desarrollo del niño ya dejó de ser un área nueva de la salud pública. Ahora se comprenden los efectos potenciales sobre la salud y sobre el desarrollo del niño y se los relaciona con las exposiciones a tóxicos ambientales.
Ante cambios sutiles en las concentraciones de sustancias químicas normales, como hormonas o la presencia de agentes tóxicos externos, como metales pesados o sustancias químicas sintéticas; se pueden producir cambios profundos y permanentes en el desarrollo del sistema nervioso, que pueden llevar al deterioro del rendimiento mental.
Pero, ¿es posible que disminuya el Cociente Intelectual en niños?
Sí, el cociente intelectual ha disminuido, dice la toxicóloga de la Universidad de Montreal Élyse Caron-Beaudoin, pero añade que es difícil establecer un vínculo real de causa y efecto.
Es verdad que hay un descenso del CI pero lo que es difícil, en tanto que investigadora, es establecer un lazo de causa-efecto. Por ejemplo, una patología donde la disminución del CI se deba a una exposición de contaminantes medioambientales.
El lazo directo entre los dos afirma es difícil a establecer.
Es evidente en cierto tipo de contaminantes. Pero es difícil establecer el efecto de un solo contaminante sobre el descenso del CI porque hay muchos otros factores que pueden explicar eso. Estamos expuestos a una miríada de contaminantes diferentes en nuestro medioambiente y algunos pueden tener efectos sinérgicos. Por lo que analizar una mezcla de contaminantes representa un desafío. Existen muchos estudios que dicen estar de acuerdo sobre el impacto de ciertos contaminantes y productos químicos sobre el desarrollo del cerebro y sobre el cociente intelectual. Eso está demostrado en varios contaminantes.
Investigaciones sobre los pesticidas
Muchas investigaciones se llevaron a cabo en California con gente expuesta a pesticidas. Allí se hicieron experiencias con gente que vive al lado de campos agrícolas que son regados de pesticidas. Las conclusiones fueron claras: los pesticidas causan daños.
Élyse Caron-Beaudoin es también investigadora postdoctoral en el Instituto de Investigación de Salud Pública de la Universidad de Montreal. Ella explica que la glándula tiroides de las mujeres embarazadas secreta las hormonas necesarias para el desarrollo del cerebro del niño. Dice que un perturbador endocrino modificará ya sea la síntesis del transporte de excreción de hormonas naturales del cuerpo, entre otras, aquellas producidas por la glándula tiroides.
Respecto a los pesticidas, Maryse Bouchard, profesora en la Universidad de Montreal, demostró que una exposición prenatal a los pesticidas fosfóricos en niños de 7 años estaba asociada a una baja del CI de hasta 7 puntos. Y ella no fue la única investigadora a interesarse en el tema. Otros estudios llegaron a las mismas conclusiones.
La glándula tiroides secreta la hormona que permite al cerebro del niño cuando está en el vientre de su madre de desarrollarse o mal desarrollarse.
La glándula va a producir varias hormonas.
Se sabe que las hormonas tiroidinas que son producidas por la madre y luego por el feto que es capaz de producir sus propias hormonas tiroideas, están involucradas en ciertos períodos críticos de desarrollo, por ejemplo, en la proliferación de ciertos tipos de células que se encuentran en el cerebro. Son esenciales para un buen desarrollo, y su concentración debe permanecer estable.
Entonces demasiadas hormonas tampoco son buenas para el desarrollo.
Pero más allá de la demostración del tal o cual producto químico, lo que se sabe es que en la vida moderna de todos los días hay una tonelada de productos químicos que se encuentran en el medioambiente. Y lo que parece evidente es que sí tiene un efecto sobre el CI de los niños. ¿Qué se puede hacer?
El problema es sobre todo en las políticas que rodean la reglamentación de esos productos. Aun hoy en Canadá no hay obligación de probar la perturbación del sistema endocrino cuando se pone en el mercado un nuevo producto químico. Se va a probar su toxicidad en el desarrollo fetal, en modelos animales, de roedores o monos, pero más bien se van a medir solo las malformaciones congenitales. Nos damos cuenta de los efectos hormonales 10, 20 o 30 años después de la comercialización del producto. En investigación universitaria, tenemos pocos medios financieros para alcanzar a la industria.
La disminución del CI debido a una exposición de contaminantes medioambientales, ¿podrá ser frenada?
Si la reglamentación no cambia, y que hay cada vez más contaminantes, tal vez la situación empeore.
¿La buena noticia? Algunos contaminantes relacionados con bajo coeficiente de inteligencia, incluidos los PCB (bifenilos policlorados) y los retardatarios de llamas, ahora están prohibidos, y las concentraciones están disminuyendo en las poblaciones humanas.
La entrevista con Élyse Caron-Beaudoin es de Maxime Coutié.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.