Catherine McKenna, ministra de Medio Ambiente. Foto: La presse canadienne

Más de 500 científicos piden mejorar leyes de contaminación en Canadá

Ellos piden que las empresas demuestren que sus productos son seguros

Cuando el hijo de Miriam Diamond era un gimnasta competitivo, ella trató de eliminar los químicos retardantes de llama tóxicos de los bloques de espuma y de las colchonetas de aterrizaje a los que su hijo estuvo expuesto durante 20 horas o más cada semana.

Miriam Diamond, profesora de Ciencias de la tierra en la Universidad de Toronto, durante una entrevista. Foto: Universidad de Toronto

Los químicos retardantes de llamas han estado vinculados a menor fertilidad, problemas de tiroides, cáncer y más.

Los retardantes de llamas no tienen olor y no tienen que ser mencionados en la etiqueta del producto, por lo que los laboratorios son los únicos que pueden determinar qué tipos de retardantes de llamas hay en su hogar.

Diamond, una profesora de Ciencias de la tierra en la Universidad de Toronto, fue capaz de mostrar que la concentración de los productos químicos en el aire y el polvo en el gimnasio, era 20 veces mayor que en un hogar promedio.

Europa y Estados Unidos reconocieron que los productos químicos eran tóxicos. Canadá, sin embargo, no lo hizo, y por lo tanto, nadie financiaría sus intentos de deshacerse de los materiales. Sin una designación tóxica del gobierno federal, nadie haría nada para eliminarlos.

Teniendo esto en cuenta, Diamond firmó una carta que fue enviada hoy al primer ministro Justin Trudeau, pidiéndole que considere seriamente la posibilidad de realizar cambios en la Ley de Protección Ambiental de Canadá que pondría la responsabilidad en las empresas para mostrar que sus productos son seguros antes de que sean puestos en el mercado.

Actualmente, dice Diamond, los productos químicos pueden aprobarse para su uso en base a datos relativamente débiles, a veces incompletos, proporcionados por el fabricante.

«Siempre me sorprende la poca información que se puede presentar», dijo Diamond.

La carta está firmada por más de 540 científicos y doctores de todo Canadá, y le dice a Trudeau que es una oportunidad única en una generación de frenar la contaminación, salvar vidas, proteger el medioambiente, impulsar la economía y mejorar la calidad de vida para todos los canadienses».

Esta foto muestra una etiqueta para un colchón de cuna que incluye información sobre que está hecha de productos orgánicos. Un grupo de científicos quiere que el gobierno haga cambios a la Ley de Protección Ambiental de Canadá que pondría la responsabilidad en las empresas para mostrar que sus productos son seguros antes de que se pongan en el mercado. (The Associated Press)

Normas provinciales desiguales

«Canadá tiene un serio problema de contaminación que es una amenaza tanto para la salud humana como para la calidad de nuestro medio ambiente», dice.

La ley, conocida como CEPA, debe revisarse cada cinco años y eso fue hecho en 2016 por el comité ambiental de la Cámara de los Comunes, que el año pasado hizo 87 recomendaciones a la Ministra de Medio Ambiente, Catherine McKenna.

Ella dijo que el otoño pasado notificaría al comité en junio qué acciones se tomarán como resultado del informe.

Pedidos concretos

Los científicos le piden al gobierno que se concentre en lo más importante de las recomendaciones, incluida la prohibición de sustancias que son «muy preocupantes» a menos que una empresa pueda demostrar que pueden ser utilizadas de manera segura en circunstancias específicas.

También quieren que el acto requiera evaluaciones de sustancias para tener en cuenta los efectos acumulativos de exposiciones repetidas, así como lo que se conoce como efectos sinérgicos, o el impacto que puede tener la exposición a dos o más sustancias al mismo tiempo.

Además piden estándares nacionales de calidad de aire exigibles.

Canadá, dice la carta, es el único país industrializado en el mundo sin estándares de calidad del aire legalmente vinculantes y exigibles. Canadá establece estándares de calidad del aire ambiente bajo la CEPA, incluidos los objetivos para sustancias como el ozono y el dióxido de azufre, pero los estándares son voluntarios y no hacen mención de algunos de los contaminantes más preocupantes como el cadmio y el benceno.

Diamond dijo que hay estándares a nivel provincial, pero que son muy desiguales. Y agrega que no debería ser que alguien en una provincia tenga menos protección contra el aire contaminado que alguien en otra provincia.

La presse canadienne/CBC

Categorías: Medioambiente y vida animal
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