Trump celebra la nominación de Tillerson, en febrero de 2017, antes de que el nuevo Secretario de Estado llame "imbécil" a Trump.. (Foto: REUTERS / Carlos Barria)

Donald Trump se deshace de quienes podrían contener sus peores instintos

En el curso de una semana, el presidente estadounidense Donald Trump se ha deshecho de dos hombres que sirvieron como controles para sus peores instintos, forzando a partir a sus principales asesores en economía y relaciones exteriores, Gary Cohn y Rex Tillerson, dice un editorial de esta semana en el periódico canadiense Toronto Star.

En su lugar Trump ha promovido a dos personajes que alentarán su agenda nacionalista de «América Primero».

Si a usted no le gustó el primer año de la presidencia de Trump, prepárese para detestar aún más el segundo año de su mandato.

Este martes fue el turno del desventurado Rex Tillerson de recibir la patada en el trasero cuando el presidente anunció su despido como Secretario de Estado. Mirando retrospectivamente, la única sorpresa era que Tillerson haya durado tanto tiempo en el cargo después de saberse que el verano pasado él dijo en una reunión privada que Trump era un «imbécil».

Tillerson era una voz relativamente moderada en temas como el cambio climático, Irán y Corea del Norte. Él será reemplazado por el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, quien probablemente reforzará las actitudes más agresivas de Trump hacia el resto del mundo.

El jefe de la CIA, Mike Pompeo, ocupará el puesto del despedido Tillerson como Secretario de Estado. (Foto: REUTERS/Leah Millis.)

Para colmo, la candidata de Trump para ser la nueva jefa de la CIA es Gina Haspel, más conocida por encabezar un programa secreto de tortura en Tailandia después del 11 de septiembre. Toda una pareja, dice el Toronto Star.

La semana pasada el ex ejecutivo de Goldman Sachs, Gary Cohn, renunció como asesor económico principal de Trump después de perder el argumento sobre el comercio y los aranceles, tema de gran debate en la Casa Blanca.

El vencedor en esa lucha burocrática fue un oscuro economista llamado Peter Navarro, personaje muy alineado con las opiniones de Trump en materia de nacionalismo económico y un feroz crítico de las llamadas políticas globalistas.

Navarro era una de las voces más estridentes para la aplicación de aranceles a las importaciones de acero y aluminio en Estados Unidos, una medida aparentemente diseñada para golpear el proteccionismo chino, pero cuyo efecto se hará sentir con más fuerza en Canadá y otros aliados de Estados Unidos.

Tanto en el terreno de la política económica como en política exterior, Trump se las ha arreglado en pocos días para purgar de su administración a dos asesores importantes que eran generalmente considerados como influencias moderadoras sobre él.

El líder norcoreano Kim Jong-un (STR/AFP/Getty Images)

Cohn representaba el pensamiento más convencional sobre el libre comercio. Por su parte, Tillerson era un pésimo administrador del Departamento de Estado, pero al menos hablaba por aquellos que creen que para Estados Unidos es mejor trabajar con sus aliados en todo el mundo en lugar de seguir su camino solitario.

Ahora ambos están fuera, y habrá aún menos gente alrededor de Trump dispuesta a contenerlo, o incluso a proponerle una manera alternativa de abordar un problema.

Esto no es bueno, aun en el caso de que el presidente fuera una persona bien informada, calmada y previsora. Ya que Trump no posee ninguna de estas cualidades, el resultado puede ser altamente preocupante.

Eso es particularmente cierto en momentos en que la principal prioridad de la política exterior estadounidense es tratar de desactivar la tensa situación con Corea del Norte.

La impulsiva decisión de Trump de aceptar una invitación para reunirse con Kim Jong Un en mayo aumenta drásticamente la apuesta. Es, sin lugar a dudas, una medida audaz y tiene el potencial de traducirse en un histórico acuerdo para poner fin a la amenaza nuclear de Corea del Norte.

Pero si todo se desmorona, las tensiones podrían aumentar aún más. Y dado que no ha habido casi ningún trabajo previo para tal cumbre, esto es un riesgo real.

Pompeo será ahora el jefe diplomático de Trump y nadie en su administración se ha mostrado más escéptico que él sobre la voluntad de Corea del Norte de renunciar a sus armas nucleares.

Tal es la situación: en el momento mismo en que Trump se prepara para abordar la cuestión de seguridad más delicada que enfrenta el mundo, él ha optado por dar mayor poder a sus asesores más agresivos y silenciar las voces de la sensatez.

¿Qué podría salir mal?, pregunta con ironía el editorial del periódico canadiense Toronto Star.

Escuche
Categorías: Internacional, Política
Etiquetas: , , ,

¿Encontró un error? ¡Pulse aquí!

Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.