Los fiscales están trabajando para determinar quién más participó en el linchamiento
Un juez peruano ordenó el lunes la detención de dos hombres acusados de linchar a un ciudadano canadiense en un remoto pueblo amazónico la semana pasada como castigo.
El canadiense, de 41 años, Sebastian Woodroffe, había sido acusado por los aldeanos de asesinar a una sanadora indígena en la región de Ucayali y fue asesinado en venganza por una «turba», según el Ministerio del Interior de Perú.
Una grabación de un minuto y medio de teléfono celular del linchamiento, que se publicó en Facebook, mostró a dos hombres arrastrando a Woodroffe por una soga al cuello mientras otros miraban. Su cuerpo más tarde fue encontrado enterrado cerca.
Los fiscales identificaron a los dos hombres y están trabajando para determinar quién más tomó parte en el linchamiento, de acuerdo con el fallo judicial que ordenó sus arrestos.
Pero se sabe menos sobre el asesinato de Olivia Arévalo, de 81 años, una venerable chamán de la tribu Shipibo-Conibo que fue asesinada a tiros cerca de su casa el jueves.
Agentes de la policía portan el cuerpo de Sebastian Woodroffe, un ciudadano canadiense de 41 años, que fue golpeado y estrangulado con una cuerda en la región selvática de Ucayali el viernes después de que miembros de una comunidad indígena lo acusaron de matar a una curandera venerada, en Pucallpa, Perú el 21 de abril de 2018. (Hugo Enrique Alejos / Reuters)
Las autoridades continúan investigando
Ricardo Jiménez, jefe de un grupo de fiscales en Ucayali, dijo que nadie fue testigo de la muerte de Arévalo, que no se encontró el arma homicida y que una prueba de residuos de armas de fuego en el cuerpo de Woodroffe demorará de 15 a 20 días.
Woodroffe había sido paciente de Arévalo, y la familia de ella cree que el canadiense la mató porque se negó a llevar a cabo un ritual en el que la planta amazónica alucinógena ayahuasca es usada para la curación y el crecimiento espiritual, dijo Jiménez.
Pero las autoridades están explorando varias hipótesis relacionadas con el asesinato de Arévalo, incluida una en la que otro extranjero podría haberla matado por una deuda impaga, dijo Jiménez.
La matanza de Arévalo generó indignación debido a los asesinatos no resueltos de otros habitantes de pueblos indígenas de la región amazónica que habían enfrentado amenazas por tratar de proteger sus tierras.
La vigilancia es escasa en gran parte de los Andes peruanos y el Amazonas y los habitantes de las provincias remotas a menudo castigan a los criminales acusados según las costumbres locales.
CBC/Thomson Reuters
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