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Científicos de McGill piden ayuda del público para escribir la historia climatológica de Montreal

Lo que Victoria Slonosky, doctora en Climatología histórica y Frédéric Fabry, profesor en el Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas, científicos de la Universidad McGill de Montreal, le piden al público canadiense es simplemente que se conviertan en “ciudadanos científicos”, gracias al proyecto DRAW (Data Rescue: Archival and Weather), que podríamos intentar traducir  como Rescate de Datos: Archivo y Clima.

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Este proyecto permite a los voluntarios transcribir los datos meteorológicos e históricos recopilados por el Observatorio de McGill entre 1875 y 1950. Las observaciones meteorológicas conservadas en los registros del Observatorio deben ser transcritas en ficheros digitales para que puedan ser utilizadas en la investigación científica.

El Observatorio de McGill recopiló rigorosa y metódicamente datos científicos  que representan decenas de miles de páginas manuscritas de los registros meteorológicos, de periódicos, mapas y documentos oficiales e históricos.

Observatorio de la Universidad McGill de 1862 a 1963. (Universidad McGill)

Transcribiendo estos datos meteorológicos en la base de datos del observatorio, los “ciudadanos científicos” ayudan a los expertos en ciencias atmosféricas a comprender mejor los cambios climáticos que han sido clasificados a lo largo de los últimos 150 años.  La doctora Victoria Slonosky, especialista en Climatología histórica tiene la intención de estudiar la evolución del clima en Montreal. Pero ¿desde cuándo se tienen datos meteorológicos de Montreal y de Quebec?

Los más antiguos de Montreal en mi poder datan de 1813. Los de Quebec comienzan en 1742. Jean-François Gauthier, médico del rey, llegó a la ciudad de Quebec ese año y anotó dos veces al día la temperatura, el clima y los vientos.

Los datos comienzan  a ser recopilados de una forma más sistemática en Canadá alrededor de 1875 y el Observatorio de McGill tiene esos datos. El problema para los científicos de hoy en día es que los datos precisos, científicos y digitalizados sobe el clima solo datan solo desde 1950. A partir de esa fecha toda la información se ha digitalizado y se pueden hacer gráficos comparativos y proyecciones.

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Sin embargo, el Observatorio de McGill tiene los datos entre 1875 y 1950, pero no están digitalizados. Son manuscritos, que aunque de una gran riqueza en información, sin estar digitalizados, no pueden ser utilizados por los investigadores. Y es aquí donde los dos científicos de McGill piden la ayuda del público para entrar todos esos datos en el sistema, para que puedan ser utilizables. Se trata de 75 años de información sobre el clima en las que están anotadas 8 observaciones diarias con 40 variables observadas en cada una de esas observaciones. Es un trabajo titanesco para un pequeño equipo, dice el profesor Frédéric Fabry.

Calculamos que los archivos de McGill necesitarían alrededor de 50.000 horas de trabajo para una persona. Una vida de trabajo. Pero como decía un colega estadounidense: 50.000 horas de trabajo es el equivalente de una hora de trabajo para un estadio de béisbol lleno. Si pudiéramos tener una pequeña fracción de 50.000 que nos ofrecieran un poco más de 1 hora de trabajo, podríamos transcribir todos esos datos. Y esa es la fuerza de la acción ciudadana.

Los dos científicos de la Universidad McGill crearon un sitio Internet en francés e inglés, donde los “ciudadanos científicos” que tengan un poco de tiempo libre y lo quieran ofrecer a la ciencia pueden inscribirse para tener acceso a los datos y toda la información sobre los instrumentos utilizados para hacer la medición, los tipos de observaciones, las abreviaturas y los símbolos utilizados.

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El concepto de “ciencia ciudadana” existe desde hace algunas décadas. Ya hay ciudadanos que ayudan a los científicos a contar los pájaros y las mariposas. Los astrónomos aficionados ponen a disposición de los científicos sus computadores cuando no los utilizan en el marco del Proyecto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre o Search for Extra Terrestrial Interlligence, SETI. La Dra. Victoria Slonosky, explica por qué los ciudadanos pueden estar interesados en ayudarlos.

Hay quienes lo pueden hacer para ayudar la ciencia y aportar un cambio que la hagan progresar. Personas interesadas en la historia y que quieran capturar algo del pasado. Para otros porque es algo relajado y diferente que hacer crucigramas o sudoku. Y todos ellos tienen la impresión de invertir su tiempo en algo que será útil.

Y en eso tienen completamente toda la razón los científicos de McGill. Es un trabajo extremadamente útil porque se confirman informaciones que hasta ahora eran solos recuerdos de “leyendas urbanas” con respecto al invierno, entre otros.

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En base a los datos digitalizados accesibles, los científicos pueden afirmar o confirmar que es cierto que el clima se calienta en Montreal, de lo cual yo personalmente no estoy muy seguro, o que en la actualidad cae menos nieve que en el siglo XIX y las lluvias heladas son más frecuentes.

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A principios de los siglos XIX y XX, en 1807 y 1908 el clima era más seco y más cálido. Al parecer llueve más ahora que antes. Pero con la ayuda del público podremos saber un poco más sobre la temperatura de los tiempos pasados en nuestra ciudad.

Si usted tiene un poco de tiempo libre, habla inglés y/o francés y desea participar en una buena causa, pueden consultar el sitio del proyecto de la Universidad McGill.  

Hugo Lavoie entrevistó a Victoria Slonosky y Frédéric Fabry.

Categorías: Internet, ciencias y tecnologías, Medioambiente y vida animal
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