El primer ministro de la provincia de Ontario, Doug Ford. (Foto: REUTERS/Carlo Allegri)

El nuevo primer ministro de Ontario y su dañina retórica sobre los solicitantes de asilo

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La decisión del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, de abrir en enero de 2017 las puertas del país a decenas de miles de refugiados sirios causó profunda tirria entra las filas de la derecha canadiense.

Esa animosidad contra la llegada de refugiados al país ha encontrado un nuevo campeón en la figura del recientemente electo primer ministro de la provincia de Ontario, Doug Ford, quien, según palabras del propio Justin Trudeau, parece desconocer la envergadura de las responsabilidades internacionales del gobierno canadiense en materia de refugio.

El periódico de la metrópolis canadiense, el Toronto Star, publicó esta semana un editorial advirtiendo sobre las declaraciones del recién llegado al gobierno de la provincia más populosa de Canadá.

El gobierno de Doug Ford está echando aceite al fuego al negarse a cooperar con Ottawa y Toronto en la gestión de la llegada de solicitantes de asilo a la ciudad, dice el Toronto Star.

Solicitantes de asilo cruzan la frontera entre Quebec y Estados Unidos. (Foto Reuters/Christinne Muschi)

Si se trata de empeorar una situación ya difícil, nadie ha hecho un mejor trabajo que el equipo de Ford al utilizar un lenguaje incendiario llamando a los solicitantes de asilo «ilegales que cruzan la frontera» y declarar que no trabajará con el gobierno federal para tratar esta situación.

Esto es exactamente lo que Toronto no necesita. Durante muchas semanas, el alcalde de la ciudad, John Tory ha estado dando la voz de alarma en torno a la creciente presión sobre el sistema de vivienda de emergencia en la ciudad, presión causada por la llegada de solicitantes de asilo que cruzan la frontera entre Canadá y Estados Unidos cerca de Montreal.

Muchos de ellos se dirigen a Toronto, y ahora ocupan alrededor del 46% de los espacios dedicados a las personas sin techo. Cerca de 800 refugiados están alojados en dos colegios comunitarios, pero tendrán que ser trasladados una vez que los estudiantes regresen para el nuevo año escolar el 9 de agosto. El problema es que la ciudad no tiene dónde albergarlos.

Miembros de Storm Alliance, un grupo de extrema derecha que se opone a la inmigración, cerca del cruce fronterizo de Saint-Bernard-de-la-Colle, Que. (Foto: Lisa Laventure/CBC)

Toronto necesita urgentemente la ayuda de los gobiernos federal y provincial. Necesita dinero de Ottawa para cubrir los 65 millones de dólares de gastos que se acumularán para fin de año debido a la llegada de los solicitantes de refugio.

También necesita la colaboración activa de Queen’s Park para asegurarse de que los solicitantes de asilo no terminen todos en Toronto, sino que sean alojados y ayudados a establecerse en toda la región.

El gobierno federal prometió más dinero para ayudar a cubrir los costos de un aumento del número de solicitantes de asilo. Ha destinado 11 millones de dólares para todo Ontario, pero esos fondos necesitan ser distribuidos a través de la provincia hacia los municipios y hasta ahora no hubo desembolsos.

El verdadero problema ahora es el nuevo gobierno de Ontario, que ha decidido jugar a la política con el tema del asilo en lugar de hacer algo para ayudar a manejar la situación.

El propio Doug Ford arremetió contra el gobierno de Trudeau, acusándolo de crear un «caos» en la materia. Y su portavoz culpó al propio primer ministro Justin Trudeau de alentar a los «ilegales que cruzan la frontera» a inundar el país cuando el año pasado Trudeau dijo en Twitter que Canadá daría la bienvenida a los «que huyen de la persecución, el terror y la guerra».

El Primer Ministro canadiense Justin Trudeau da la bienvenida a refugiados sirios. (Foto: Nathan Denette/Canadian Press)

La derecha canadiense ha culpado ese tweet de Trudeau por cada solicitante de refugio que ha llegado a las puertas de Canadá durante el último año y medio. Esta es una afirmación ridícula que ignora algunos hechos básicos, en particular el clima hostil hacia los inmigrantes y los solicitantes de asilo, hostilidad fomentada por Donald Trump.

Ahora Ford y compañía se están uniendo a ese coro, y su retórica alarmista está alimentando una narrativa que vincula la llegada de solicitantes de refugio con el aumento de crímenes violentos en Toronto.

El Toronto Sun argumentó en un editorial que «Canadá es presa fácil de los criminales» debido a los posibles refugiados que llegan a Canadá a cruzando puesto fronterizos sin agentes. Una afirmación que no muestra ninguna evidencia que conecte a los solicitantes de asilo con un aumento de la delincuencia.

Ford debería reconsiderar su lenguaje antes de crear una reacción innecesaria contra los solicitantes de refugio y los inmigrantes en general, dice el Toronto Star, añadiendo que el primer ministro de Ontario debería prestar atención a las palabras de Trudeau, quien advirtió que «cuando se juega a las divisiones y al miedo, se está jugando un juego muy peligroso y a corto plazo».

Ambos gobiernos deben aceptar sus responsabilidades y actuar con rapidez en este asunto.

Toronto

Necesitan asegurarse de que la ciudad de Toronto no se quede sola para manejar las consecuencias de un problema que está completamente fuera de su control y más allá de su capacidad de resolverlo por sí misma.

El gobierno de Ford, en particular, necesita dejar de jugar a la política y empezar a ser parte de la solución.

Debería apoyar el pedido de Toronto a Ottawa para obtener ayuda financiera, y debería poner fin a la retórica alarmista sobre los solicitantes de asilo.

Si Ford continúa por ese peligroso camino, él corre el riesgo de convertir un problema local en una crisis provincial o incluso nacional. Y eso es lo que menos necesitamos, dice el editorial del Toronto Star.

Categorías: Inmigración y Refugiados, Política, Sociedad
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