Pedir disculpas tras una falta, error o delito, es una tradición en Japón. REUTERS/Toru Hanai.

Universidad japonesa reconoce haber discriminado a mujeres

La Universidad de Medicina de Tokio reconoció haber bajado las notas de los exámenes de ingreso de aspirantes mujeres, con el objetivo de limitar la cantidad de estudiantes admitidas en la carrera.

Así lo admitieron las autoridades de la institución, que además aceptaron que esa práctica es aplicada desde hace años.

Hemos traicionado la confianza del público. Presentamos nuestro sincero pedido de disculpas”, dijeron los responsables.

El director general de la universidad, Tetsuo Yukoka, manifestó su pedido de perdón inclinándose ante la audiencia, siguiendo un rito tradicional japonés.

Las mujeres ocupan cargos con menos frecuencia que los hombres en la medicina nipona. REUTERS/Yuya Shino.

El asunto fue revelado hace pocos días por un periódico local, remarcando que la casa de estudios actuó de ese modo para asegurarse que las mujeres no representaran más de un 30 por ciento de la matrícula.

Según la investigación periodística, la aplicación del procedimiento habría comenzado en 2011, pero una investigación interna demostró que ya en 2000 se procedía del mismo modo.

Las averiguaciones se inscriben en el marco de otra pesquisa mayor, sobre el mismo establecimiento, por presuntamente haber favorecido al hijo de un alto cargo del ministerio de Educación, al permitirle el ingreso en el centro de estudios.

“Es una discriminación pura y simple en contra de las mujeres”, sostuvieron los abogados defensores de las aspirantes perjudicadas, durante una conferencia de prensa.

El tema suscitó la indignación en Japón.

La Universidad de Medicina de Tokio quedó bajo el fuego de la opinión pública.
REUTERS/Toru Hanai.

“Es extremadamente inquietante que la universidad haya impedido el éxito de las mujeres en los concursos, bajo la excusa de que es difícil trabajar con profesionales de ese sexo”, denunció la ministra de la Condición Femenina, Seiko Noda.

Las mujeres japonesas tienen por lo general un grado de instrucción alto, pero las costumbres de trabajo en el archipiélago, que se caracterizan por un gran número de horas suplementarias, las llevan frecuentemente a poner fin a sus carreras, sobre todo en el momento de conformar una familia.

“Las mujeres renuncian con frecuencia a ejercer la medicina una vez que se casan o cuando tienen hijos”, manifestó una de las autoridades de la Universidad de Medicina de Tokio, en un intento por justificar los criterios limitativos de selección de aspirantes aplicados en contra de las mujeres.

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