Tropas noruegas vistas durante la represión del ataque al centro de entrenamiento. REUTERS/Mohammad Ismail.

Nuevo atentado en Afganistán

Un grupo armado asaltó un centro de entrenamiento de oficiales del servicio de inteligencia de Kabul, la capital de Afganistán, luego de un ataque suicida cometido el miércoles 15 de agosto en la ciudad.

Los agresores subieron a los pisos superiores un edificio desde el que dispararon contra las fuerzas de seguridad afganas, en un barrio donde hay numerosas viviendas particulares.

Efectivos comando de las fuerzas gubernamentales fueron desplegados en la zona, para repeler el ataque contra la sede de la Dirección Nacional de Seguridad.

Entierro de una de las víctimas del ataque cometido el miércoles contra una escuela. REUTERS/Omar Sobhani.

El hecho ocurrió apenas 24 horas después de un atentado suicida contra una escuela en un barrio chiita en Kabul, que fue reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico.

La agresión dejó un saldo de 37 muertos, según informaron las autoridades afganas.

El atacante, que ingresó al centro educativo cargado de explosivos, que hizo explotar en un aula, fue identificado por el canal de propaganda de Estado Islámico como “un hermano mártir”.

La explosión dejó a 57 estudiantes heridos, según informó el ministro de Salud afgano, Wahid Majroh, quien además rectificó la cifra original de muertos, que un principio había sido establecida en 48.

La mayoría de las víctimas son jóvenes de ambos sexos, graduados de la escuela secundaria, que preparaban sus exámenes de ingreso a la universidad.

Los hospitales locales vieron sobrepasada su capacidad para atender a los lesionados, al tiempo que las autoridades se vieron inmersas en un caos, en los instantes inmediatamente posteriores al ataque, llegando a señalar que la cantidad de muertos era mayor a la que más tarde fue confirmada.

Los hospitales apilan heridos en una semana trágica para Kabul. REUTERS/Mohammad Ismail.

El área donde ocurrió la agresión, Dasht-e-Barchi, es habitada por miembros de la minoría afgana hazara, una comunidad chiita de lengua persa, que en el pasado ya fue víctima de atentados similares.

Estado Islámico considera a los chiitas como herejes, y con frecuencia lanza ataques contra templos religiosos, escuelas y centros culturales de esa comunidad.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó la agresión calificándola de acto terrorista y ordenó una investigación sobre la misma.

En cuanto al tiroteo contra la sede de adiestramiento de la Dirección Nacional de Seguridad, las autoridades no pudieron confirmar el número de asaltantes que participaron, pero sí aseguraron que no hubo que lamentar víctimas.

Por el momento, la balacera contra la DNS no fue reivindicada por grupo alguno y se produjo en el marco de una semana sangrienta en Afganistán.

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