Los investigadores holandeses dijeron que consideran muy seriamente la posibilidad de que el ataque de dejó 3 muertos y 5 heridos, en el centro de la ciudad de Utrecht, haya sido una agresión terrorista.
El hecho se produjo en horas de la mañana en una línea de tranvías de la ciudad.
Según los investigadores, la naturaleza del acto y una nota hallada en un auto, usado presuntamente en la fuga tras el ataque, permiten pensar en motivos terroristas, aunque también están investigando otras hipótesis.
El ataque fue cometido en un momento de gran circulación de público. REUTERS/Piroschka van de Wouw.
Una declaración difundida por los responsables de la pesquisa sostuvo que hasta el momento no se estableció ningún vínculo entre el sospechoso principal y las víctimas del ataque.
Las autoridades confirmaron la muerte de 3 personas, una mujer de 19 años de edad y dos hombres de 28 y 49 años.
Otras tres personas se encuentran con heridas de gravedad, mientras 4 más recibieron lesiones leves.
El sospechoso, un hombre de 37 años, de ascendencia turca, fue detenido en la tarde del lunes y acusado de homicidio con la intención de cometer un acto de terrorismo, aunque las autoridades no descartaron otras posibilidades.
El acusado tiene un largo historial de antecedentes delictivos en Holanda, aunque no se dio a conocer la naturaleza de esos hechos.
La policía recuperó un arma tras la detención y confirmó que hay otras dos personas demoradas, cuya relación con el ataque está aún siendo investigada.
La mandataria neozelandesa pidió no nombrar a los terroristas. (TVNZ via AP)
Decenas de personas dejaron ofrendas florales cerca de la intersección de calles donde se produjo la tragedia, en un homenaje al que se sumaron las autoridades municipales de Utrecht.
En las primeras horas del martes, Holanda volvía lentamente a la normalidad, luego que el país fuera sorprendido por una ola de estupor causada por el ataque y la persecución que se llevó a cabo durante varias horas, en cuatro ciudades distintas, en busca de los responsables del mismo.
El hecho ocurrió apenas 48 horas después de una balacera en Nueva Zelanda, cuando un hombre fuertemente armado disparó a sangre fría contra los fieles que se hallaban en el rezo de los viernes en dos mezquitas.
La primera ministra de ese país llamó a sus conciudadanos a no llamar al agresor por su nombre, para no otorgarle la trascendencia que posiblemente estuviera buscando con su acto criminal.
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