A pesar de los repetidos escándalos, había logrado salvar su mandato gracias a una capacidad excepcional para sobrevivir políticamente, pero el jueves el ex presidente brasileño Michel Temer se convirtió en un preso más en la investigación anticorrupción de Lava Jato.
El conservador, que cumple 79 años en septiembre, renunció el 1 de enero y entregó las riendas del país más poderosos latinoamericano al presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro. Al final de su período de dos años y siete meses, su índice de popularidad había caído en el abismo (7%).
Temer fue detenido este jueves por la mañana en São Paulo en una operación policial vinculada al megaescándalo de corrupción Lava Jato por el que ya está encarcelado otro expresidente, Lula Da Silva. La Policía Federal buscaba a Temer, de 78 años, desde el miércoles, según informa la red informativa Globo, que añade que el arresto se ha producido por la delación de un alto mando del partido del detenido.
Durante la presidencia de Temer, Brasil tuvo que hacer frente a una recesión histórica en 2015-2016 y los cargos de corrupción abundaron por todas partes en relación con el enorme escándalo alrededor del grupo Petrobras.
Una avalancha de movimientos de destitución, la amenaza de deserción de sus socios de la coalición y los manifestantes que cantan «¡Fora Temer!» ayudó a hacer del presidente brasileño un hombre acorralado por todos lados.
Pero se aferró al poder y dijo que «no renunciará no», en respuesta a un golpe violento del periódico O Globo: la publicación de una grabación clandestina que lo comprometía fuertemente.
Esta grabación de sonido, en la que parecía estar de acuerdo con comprar el silencio de Eduardo Cunha, ex diputado en prisión hoy por su participación en el mega escándalo de Petrobras, ha puesto en crisis su mandato.
Temer, que era el vicepresidente de Dilma Rousseff, asumió el cargo en agosto de 2016 tras la destitución de la sucesora de Lula en uno de los capítulos culminantes del terremoto que ha supuesto en Brasil, sobre todo, pero también en el resto de América Latina la investigación sobre un enorme sistema de pago y cobro de sobornos a cambio de concesiones de obras públicas.
Su larga experiencia parlamentaria (presidió la Cámara de Representantes tres veces) le permitió consolidar una amplia coalición sobre las ruinas de la antigua mayoría de la señora Rousseff para garantizar su destitución.
Temer perdió la inmunidad al abandonar el poder el 1 de enero. Ni siquiera es diputado. Los jueces brasileños investigan al expresidente en varios casos relacionados con sobornos, tráfico de influencia o lavado de dinero El más grave es sobre el supuesto pago de sobornos en las obras del puerto de Santos, en São Paulo.
RCI con información de AFP-La Vanguardia-Globo
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