El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, anunció que no continuará las conversaciones con la primera ministra conservadora, Theresa May, sobre el Brexit.
De ese modo, Corbyn reconoció el fracaso de las negociaciones que tenían como objetivo salir del atolladero en el que se encuentra el proceso de separación del Reino Unido respecto del bloque de la Unión Europea.
Un vocero de la mandataria reconoció el fiasco que resultaron las negociaciones y admitió que existen profundas diferencias entre ambas partes en torno a cuestiones como las relaciones de aduana y, más conflictivo aún, la postura de cada sector en torno a un posible segundo referendo.
Los propios conservadores le piden a May que ponga fecha a su salida del gobierno. REUTERS/Toby Melville/Pool.
El gobierno deberá enfrascarse ahora en una estrategia que permita convencer a los legisladores conservadores disidentes y a los representantes del unionismo norirlandés de apoyar el acuerdo presentado por May.
El proceso de separación de Gran Bretaña respecto de la Unión Europea se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el gobierno británico.
La primera ministra perdió sucesivas votaciones en el parlamento y estuvo a un paso de tener que dejar el gobierno.
El Brexit, como se conoce al proceso de separación, debía ser instrumentado en marzo último, pero las profundas disidencias dentro de la propia sociedad británica y la falta de un acuerdo entre ambas partes sobre los términos de la salida obligaron a una postergación, fijando como nueva fecha de concreción de la ruptura para el 31 de octubre próximo.
Hay quienes sostienen que el apoyo al Brexit ha bajado entre los británicos. REUTERS/Hannah McKay.
Gran Bretaña decidió impulsar el Brexit tras un referendo convocado por el anterior primer ministro David Cameron, también conservador, el 23 de junio de 2016, que fue apoyado por el 51,8 por ciento de la población, contra un 48.1 que se opuso al mismo.
La Cámara de los Comunes rechazó en tres ocasiones el acuerdo negociado por May, lo que ha minado considerablemente la imagen de la mandataria. Por un lado, quienes están a favor del Brexit sostienen que la primera ministra no es capaz de asegurar el cumplimiento de la voluntad de los votantes, mientras que quienes se oponen al divorcio de la Unión Europea indican que la jefa del gobierno carece del liderazgo necesario para resolver la situación.
Por otro lado, diversos analistas políticos sostienen que la postura de la población británica ha variado en los últimos años y que el apoyo al Brexit en la actualidad es menor que el registrado en la consulta de 2016.
Diversos sectores, entre los que se cuentan mayoritariamente los laboristas, sostienen que es necesaria la realización de un segundo referendo, para hallar una solución a la crisis política actual.
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