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Permafrost ártico se derrite y se convierte en emisor de gas carbónico

El permafrost ártico se derrite a un punto tal que libera más gas carbónico que las escasas plantas nórdicas son capaces de absorber durante el verano demuestra un nuevo estudio.

Esto significa que la vasta cintura mundial de la tundra -que es una gigantesca reserva que contiene netamente más carbono que el que podemos encontrar en la atmósfera- se está convirtiendo en una fuente de gas de efecto invernadero responsable de los cambios climáticos.

Cada año, se libera más carbono que lo que se absorbe. Eso ya está sucediendo”, dice la profesora Jocelyn Egan de la Universidad Dalhouise en Nueva Escocia, una de las 75 autoras del estudio.

Las investigaciones realizadas por científicos de 12 países y decenas de instituciones constituyen la más reciente advertencia según la cual los sistemas naturales del norte del planeta, que impedían antes de una forma fiable las emisiones de carbono en la atmósfera, comienzan ahora a producirlo.

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Hasta el momento se sabía muy poco sobre las emisiones invernales del permafrost y del suelo que lo recubre. Pero los científicos suponían que los procesos microbianos que liberan el gas carbónico se detenían en el frío.  Los científicos instalaron detectores de dióxido de carbono en más de 100 lugares alrededor del ártico circumpolar para tratar de entender lo que realmente estaba sucediendo y efectuaron más de mil medidas.

Y descubrieron que se liberaba mucho más carbono que lo que pensaban.  Los resultados muestran que las emisiones de dióxido de carbono, que generalmente eran de 1.700 millones de toneladas anuales, son ahora 2 veces más altas que las estimaciones precedentes.

Se piensa que la vegetación ártica absorbe anualmente un poco más de mil millones de toneladas del gas carbónico en la atmósfera durante el período de crecimiento. Pero el resultado neto es que el permafrost libera probablemente ya más de 600 millones de toneladas anuales de gas carbónico.

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Los científicos pensaban antes que el gas carbónico absorbido por la vegetación de la tundra en el transcurso del verano, compensaba más o menos las emisiones del invierno y las emisiones que resultan del derretimiento del permafrost durante la temporada estival.

El problema es que el ártico se recalienta tres veces más rápido que el resto del planeta. Y aunque se desplieguen esfuerzos importantes para contrarrestar el fenómeno, estas emisiones aumentarán de 17%, dice el informe.

La profesora Jocelyn Egan agrega que la investigación no midió las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero 30 veces más fuerte que el dióxido de carbono y que también es liberado durante el derretimiento del permafrost.

RCI/La Presse Canadienne/technologiemedia.net/Internet

Categorías: Medioambiente y vida animal
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