Karla Lottini, entre la utopía y la realidad
Denunció la corrupción en el seno del organismo cultural más importante de México. Demostró cómo el trabajo de periodistas resultó afectado por el tráfico de influencias, abuso de poder, desvíos de fondos. Nunca dudó que la verdad triunfaría. La realidad la golpeó duramente y la llevó a pedir asilo en Canadá. Allí, empezaría otra batalla.
Al escuchar la historia que cuenta Karla una se la imagina trotando al lado del Quijote cuando se enfrenta a los molinos. Luchar contra la corrupción es como enfrentar a esos molinos de viento. Ir detrás de una utopía aun sabiendo lo difícil que es concretizarla, conquistarla.
Don Quijote veía gigantes que amenazaban a sus vecinos. No le importaba cuántos eran, él solo entendía que debía enfrentarlos en una batalla y derrotarlos, por considerarlos “mala simiente sobre la faz de la tierra” y causantes de las no pocas desdichas que en aquella época asolaban a la humilde sociedad manchega. Suena a tiempos modernos.
Todo empezó en 2002 cuando Karla García Ramírez (quien escribe bajo el nombre de Karla Lottini) descubrió que una reportera del Conaculta, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, cobraba por el trabajo realizado por Karla y otros colegas.
El Conaculta, la institución de cultura más importante de México, albergaba en ese entonces a unas 49 instituciones.
Luego descubrió que los contratos del Conaculta estipulaban que debía pagarse a los profesionales un salario no menor a los 25 000 pesos cuando ella no recibía más que un sueldo mensual de 7 000 pesos por ocho hras de trabajo cotidiano.
Al notar esas y otras irregularidades, Karla comenzó a presionar a sus jefes para que cambiara esa situación, pero fue despedida. Ella demandó al Conaculta y le dijo a su abogado que quería llegar hasta descubrir toda la trama de corrupción. Pero su abogado negoció con el organismo y solo consiguió una indemnización.
Las amenazas de muerte a ella y su familia no tardaron en hacer su aparición.
En 2008 solicitó asilo al gobierno canadiense, el que le fue denegado. Inició entonces otra batalla, esta vez para garantizar la vida de ella, su esposo y sus hijas.
Uno de los motivos invocados por los funcionarios canadienses que estudiaron el caso fue que “no hay un riesgo significativo de la persecución en México contra un periodista que no informe sobre el crimen organizado”.
Fueron años de incertidumbre y de gran desgaste hasta que finalmente en abril 2012, por la presión de organismos canadienses e internacionales, logró ser aceptada en Canadá por razones humanitarias.
Entonces escribió El Talento de los farsantes, publicado en Vancouver en octubre 2011, donde relata con lujo de detalles lo que ocurrió en el Conaculta durante el período en que trabajó.
Es un libro sobre violación de los derechos laborales y humanos, sobre corrupción e impunidad, no solo de funcionarios federales o provinciales como suele suceder generalmente, sino del mundo intelectual mexicano.
Escribir el libro fue necesario, entre otras cosas, dice ella, para enfrentarse de una vez por todas al miedo y terminar con el silencio que la enfermaba. .
¿Valió la pena hacer todo lo que hizo? ¿Logró cambiar algo? ¿Qué impacto tuvo ese libro en México?
Karla Lottini responde a estas y otras preguntas. En la entrevista, se refiere con detalles y con nombres al desarrollo de una red de corrupción que envuelve al medio de la cultura en la Conacuta, incluyendo a periodistas “comprometidos” con la realidad del país, como bien lo menciona ella.
Karla habla de los sueños, antiguos y nuevos, que la siguen motivando a no bajar los brazos, en tanto que periodista-escritora mexicana y madre, en un nuevo mundo, Canadá..
La utopia
Qué tal si deliramos por un ratito
qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible
Eduardo Galeano