Los nigerianos están atrasados, los uruguayos están perdidos en medio del tráfico, pero en general todo está listo en la víspera del inicio el sábado de la Copa Confederaciones en Brasil , un torneo miniatura del Mundo que será en un año.
El primer partido el sábado en en Brasilia entre Japón y la Seleção marcará el ingreso de Brasil en un ciclo inédito de tres años que lo verá organizar dos grandes eventos mundiales: la Copa Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro. Por no hablar de la visita del Papa François a Río por las 28 Jornadas Mundiales de la Juventud que deberá reunir entre 2 a 2,5 millones de peregrinos del 23 al 28 de julio.
Si bien la seguridad es una prioridad central de las autoridades, la Copa de las Confederaciones se abrirá en un clima social tenso.
Violentas protestas han estallado en los últimos días contra el aumento del costo del transporte público, especialmente los autobuses, usados por decenas de millones de los brasileños más pobres.
El jueves en Sao Paulo y Río de Janeiro, miles de personas han protestado en las calles de nuevo. Decenas de manifestantes fueron arrestados.
Los trabajadores siguen trabajando cerca del mítico estadio Maracaná de Río, que alberga un gran centro de medios de comunicación, donde comenzaron a llegar los periodistas extranjeros.
La FIFA teme que los aficionados brasileños esperen hasta el último momento para ir a buscar sus entradas por temor a las colas inmanejables los días de partido.
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