Durante el verano canadiense, muchas son las calles que son cerradas al tráfico para dar lugar a festivales de fin de semana.
En esas calles comerciales, brevemente peatonales, las tiendas sacan a la calle sus productos y los restaurantes ponen mesas y sillas. Echan carbón a la parrilla y pronto ponen al asador carnes y salchichas de todos los gustos y sabores.
Una escena así se vio recientemente en el bulevar St-Laurent, en el centro de la ciudad de Montreal.
Las antiguas tiendas de propietarios judíos sacaron sus inventarios de camisas y chaquetas y lentes de sol. Los cocineros tailandeses sacaron su famoso platillo de fideos llamado pad thai, los portugueses pusieron al fuego sus codornices maceradas y los españoles, pues ellos sacaron su inconfundible paella.
El maestro de ceremonia de ese feliz y rápido matrimonio del arroz con los mariscos, el pollo y el chorizo es un cocinero catalán. Se llama Luis León, pero su nombre de maestro tras las ollas es Chef Tigretón.
Quienes lo conocen, como la canadiense Catherine Lussier, lo describen como alguien que está conquistando poco a poco territorios culinarios en Montreal, con mucha energía y creatividad ya que el Chef Tigretón es tío apasionado por la buena comida y el arte.
Por un tiempo fue animador de un programa de radio de 15 minutos en una radio comunitaria local, Radio Centre-Ville. Los oyentes le llamaban describiendo lo que tenían en su refrigerador y él daba sugerencias para convertir aquel inventario de alimentos en un manjar.
Sus amigos cuentan que le iba muy bien hasta que le cortaron el espacio radial porque no tenía contenido político. Esto, sin embargo, no le ha quitado ni el buen humor ni el gusto de cocinar.
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