Para protegerse contra el dolor causado por relaciones sexuales no deseadas, las trabajadoras del sexo «se anestesian» inconscientemente, y lo que debería ser un mecanismo de defensa inicialmente, termina por causar estragos, incluso la muerte, afirma Judith Trinquart, médico forense y de salud pública en Francia, ante un auditorio del Museo de la Civilización de Quebec
Ella participa en la conferencia Cuerpos dislocados, almas rotas: las consecuencias físicas y psicológicas de la prostitución, organizada por la Maison de Marthe y la Concertación de luchas contra la explotación sexual (CLES) de Quebec.
Trinquart estudia desde hace 25 años «el conjunto de consecuencias sanitarias de la prostitución.»
Con el tiempo, ella ha identificado un mecanismo de protección que se aplica a todas las mujeres que ejercen la prostitución en Quebec y en otros lugares. «Eso permite anestesiarse al punto de no sentir el acto sexual», dijo en una entrevista al diario La Presse, de Montreal. «Esto crea efectos tales como la ausencia de sentir el dolor y la falta de síntomas de las enfermedades infecciosas.
Esta descorporalización o pérdida de sentir el cuerpo se adquiere a medida que la práctica se extiende. Y lo que comenzó como una defensa se convierte en el principal enemigo que amenaza a las trabajadoras del sexo, cree la señora Trinquart.
«En la calle o en un burdel, puede haber de 30 a 40 relaciones sexuales al día,» dice ella. En estas condiciones y haciendo más y más abstracción de los daños que le son causados a ella, «la esperanza de vida de una prostituta es de 40 años», argumenta. Y eso sin contar las prácticas de adicciones desarrolladas en paralelo.
El mismo modelo que del ministro Peter MacKay
Trinquart comparte también la visión del ministro conservador de Justicia, Peter MacKay. Éste último trabaja desde hace casi dos años en la reforma de los reglamentos que rigen la prostitución. En su más reciente proyecto de ley, la C-36, el Ministro desea hacer adoptar un enfoque que penaliza al cliente. Comparable a lo establecido en Suecia, el país ideal en la lucha contra la prostitución, según la visión de Judith Trinquart.
«La prostitución no existiría si no hubiera clientes,» dijo este jueves. «En Suecia, hay multas e incluso penas de prisión que fueron dictadas contra los clientes.»
Para la señora Trinquart el cliente es la base del «sistema de prostitución.»
Ella dice que son demasiados los países que luchan contra la prostitución que «quieren castigar a los proxenetas», pero «olvidan completamente o ignoran al cliente.» «Se considera que este cliente es intocable. Sin embargo es el principal impulsor de esta violencia «, afirma.
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