El largo conflicto que enfrenta a Israel y Palestina parece cada día más lejos de lograr una resolución acordada a corto plazo.
En la larga cadena de acusaciones y actos de violencia que envuelve a los protagonistas, la población civil es, inexorablemente, la que lleva siempre la peor parte.
Miles de muertos, mutilados y la destrucción generalizada son la consecuencia más descarnada de la lluvia de morteros, bombardeos y disparos que se suceden con frecuencia cada vez mayor.
Esta semana se dio a conocer el informe de una comisión, encargada por Naciones Unidas para investigar los sucesos ocurridos durante la operación militar desarrollada por el ejército Israelí entre el 8 de julio y el 26 de agosto de 2014, en la que perecieron miles de personas, la mayoría de ellas civiles, entre los que hay que contar a más de 500 niños.
El documento habla de la posible comisión de crímenes de guerra y responsabiliza de ellos a ambos bandos.
Esa postura es rechazada por quienes piensan que existe una asimetría de fuerzas entre Gaza e Israel y acusan a la comisión de no defender el enfoque humanitario con el que se identifica a la ONU, sino de ser representante de los intereses de Jerusalén.
Así lo afirma Michel Chossudovsky, profesor de Economía en la Universidad de Ottawa y Director del Centro de Investigación sobre la Globalización, con sede en Montreal, en diálogo con Luis Laborda.
Chossudovsky afirma, además, que Canadá no tiene una política exterior independiente de Washington y sostiene que el gobierno conservador de Stephen Harper no representa la opinión de los canadienses en el tema.
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