Un feto

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Un fenómeno cultural inaceptable en Canadá: el aborto de fetos de niñas

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En Canadá, para los futuros padres las probabilidades naturales de que su bebé nazca niño o niña son casi del cincuenta por ciento. Por otro lado, en algunos países asiáticos, las familias prefieren tener hijos varones y no mujeres. Las nuevas técnicas como el ultrasonido y la fertilización in vitro han puesto al alcance de muchas parejas la posibilidad de la selección prenatal del sexo del bebé. Ahora, un estudio recientemente publicado por la Asociación médica canadiense, la Canadian Medical Association Journal, concluyó que la práctica de la selección del sexo de los bebés también se lleva a cabo en Canadá al interior de ciertas comunidades.

Esta noticia es materia de comentario en la prensa canadiense. La columnista Robin Urbacks, del periódico de Toronto National Post, publicó hoy un artículo titulado “Es hora de poner un freno al aborto selectivo en base al sexo”.

Ella escribe que hay algo que incomoda inclusive a las más firmes defensoras del derecho al aborto. Es el hecho de que una mujer aborte un feto debido simplemente a que se trata de una niña.

Un bebé en el vientre de su madre.
Un bebé en el vientre de su madre. © IS/iStock

Robin Urbacks considera que lo que distingue el aborto selectivo debido al género femenino de un aborto por razones médicas u otras es que está motivado totalmente por lo que ese bebé es, o llegará a ser: una mujer.

Por lo general, cuando se habla de aborto, la atención se centra en la mujer y sus opciones. En Canadá, las mujeres pueden optar por la interrupción de un embarazo por diversas razones: porque son demasiado jóvenes o demasiado mayores, o porque no tienen los suficientes recursos económicos, o porque prefieren centrarse en sus carreras profesionales, o simplemente porque no quieren tener un hijo o estar embarazadas.

En todos estos casos, el factor que determina un aborto es la calidad de vida de la mujer, y no la del bebé. Existe un cierto consenso de que es mejor poner fin a un embarazo que traer al mundo un bebé no deseado.

En el caso de los abortos selectivos debido al sexo del feto, la decisión no tiene nada que ver con la calidad de vida de la madre, y tiene todo que ver con el hecho de que la madre prefiere más bien tener un bebé varón.

Sin embargo, Canadá es un país donde las niñas y los niños tienen los mismos derechos fundamentales, incluyendo la igualdad y la libertad. Uno podría intentar argumentar que el abortar fetos femeninos en Canadá evitaría que otra niña crezca en una familia en la que será considerada como persona de segunda clase, pero esta sería la peor manera de conceptualizar o resolver un fenómeno cultural inaceptable. De hecho, en lugar de poner remedio a ese feminicido, más bien se lo fomenta.

Esta semana un nuevo estudio canadiense reveló la existencia de tendencias singulares entre los bebés nacidos de madres inmigrantes de la India que sugieren que estas mujeres estarían escogiendo abortar los fetos femeninos, sobre todo en los casos de madres que ya tienen dos o más hijas.

Según el estudio, la proporción normal de nacimientos entre bebés masculinos y femeninos en Canadá es de aproximadamente 105 varones por cada 100 nacimientos de niñas. Entre las madres inmigrantes de la India que ya tienen dos niñas, la proporción salta a 138 varones por cada 100 niñas. Y entre las madres de tres niñas, esa proporción alcanza a 166 varones nacidos por cada 100 niñas. Los autores del estudio estiman que en los últimos 20 años, unas 4.472 bebés no llegaron a nacer.

Las indicaciones de que el aborto selectivo en base al género del feto se practica en Canadá no son algo nuevo. En 2012, un editorial en la publicación de la Asociación de médicos canadienses instó a los galenos a no revelar a los padres el sexo de un bebé hasta después de las 30 semanas, señalando que el fenómeno del feticidio femenino en América del Norte es ejecutado «en números suficientemente grandes como para distorsionar la proporción en número entre hombres y mujeres al interior de algunos grupos étnicos.»

En 2014, una declaración conjunta de la Sociedad de Obstetras y Ginecólogos de Canadá y la Asociación Canadiense de Radiólogos pidió que se ponga fin al uso de las herramientas de ultrasonidos para fines de «entretenimiento» o para detectar el sexo del bebé en el vientre de la madre.

Sin embargo, a pesar de estos llamados, los informes indican claramente que la proporción distorsionada entre hombres y mujeres es ya un hecho en algunas de las comunidades del sur de Asia en Canadá, y es probable que lo siga siendo, debido a la ausencia de cambios en las políticas.

El tema es una bomba de tiempo para el gobierno de Canadá, tanto desde una perspectiva de relativismo cultural, y porque nuestro orgullosamente feminista primer ministro Justin Trudeau prometió que sus parlamentarios votarán siempre en el Parlamento a favor del «derecho de la mujer a elegir».

Esto podría ocasionar un debate incómodo si los diputados liberales se ven obligados a apoyar el derecho de la mujer a abortar a su bebé debido a que es una niña.

Más allá de que si el gobierno opta por enfrentar el problema, este es un tema que la ley por sí sola no va a remediar. De hecho, cuando la vida de una mujer vale tan poco que una familia prefiere un aborto que tener otra hija, el problema es más grande y no es algo que pueda ser solucionado con una simple prohibición de utilizar el ultrasonido antes de las 30 semanas.

Parte del problema es que las personas que apoyan de manera dogmática el derecho de la mujer al aborto, por lo general se niegan a reconocer que existe el aborto selectivo, y tampoco admiten que esto sea un problema.

Pero estar a favor del derecho de la mujer a decidir no es, ni debería serlo, una posición absoluta. De hecho, es posible apoyar al mismo tiempo el derecho de la mujer al aborto y rechazar al mismo tiempo la noción de que un aborto debido al sexo del bebé es un acto aceptable. No lo es.

Tal vez las feministas deberían preguntarse cómo reconciliar el derecho de las mujeres a elegir, pero no el derecho a vivir, dice finalmente la columnista Robin Urbacks, del periódico de Toronto National Post, en su artículo titulado “Es hora de poner un freno al aborto selectivo en base al sexo”.

Categorías: Salud
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