Ya lo advirtió la ONU en un informe internacional sobre consumo de drogas. A través de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dijo que los jóvenes son blanco cada vez con mayor frecuencia de las redes de tráfico de ilícitos. Y agregó que varias páginas, foros y redes sociales se están convirtiendo en canales para que los consumidores accedan a comprar diferentes tipos de drogas, desde marihuana hasta pastillas y drogas de diseño.
El radiodifusor público Radio Canadá descubrió que traficantes utilizan las redes sociales Instagram, Tinder y Grindr, así como sitios de clasificados en Internet para vender drogas en el país. Marihuana, opiáceos y medicamentos bajo receta están disponibles con unos pocos clics. A pesar del creciente fenómeno, la Policía de Quebec (SQ) no es capaz de confirmar el número de detenciones relacionadas con estas operaciones.
Numerosos hashtags permiten comprar todo tipo de drogas en las redes sociales. Los anuncios se cuentan por centenares.
En menos de 10 minutos, utilizando Instagram, los periodistas de Radio Canadá lograron entrar en contacto con un proveedor que ofrece diversas drogas ilegales, incluidos los opiáceos.
La venta de drogas en sitios clasificados y en las redes sociales es algo que se ve más y más.
-Melanie Dumaresq, portavoz, Sûreté du Québec (SQ)
El vendedor aseguró que podía suministrar la droga a través del correo en menos de un día. El hombre pidió enviar el dinero a través de MoneyGram, un servicio de transferencia de dinero.
Para probar su seriedad, incluso envió fotos de transacciones que había llevado a cabo con varios compradores. Obviamente, los periodistas no llevaron a cabo la operación.
El ejercicio, sin embargo, permitió constatar que la compra de medicamentos en Instagram es bastante simple y accesible.
Dinero virtual
Por su parte, el profesor de la Escuela de Criminología de la Universidad de Montreal, David Décary-Hétu dice que los compradores utilizan con frecuencia la divisa virtuale bitcoin y tarjetas de crédito de prepago para completar las transacciones o aplicaciones como WhatsApp o Kik, lo que les garantiza un alto nivel de anonimato.
Veremos a personas que van a comprar drogas en línea, generalmente con monedas virtuales. Hemos oído hablar de las bitcoins en los últimos años.
-David Décary-Hétu, un profesor de la Escuela de Criminología de la Universidad de Montreal
Los envíos por correo
Posteriormente, los traficantes envían simplemente las drogas por Correos Canadá a sus clientes.
«Vamos a recibir por correo nuestros paquetes, en casa o, en la oficina de correos y se hace extremadamente difícil para Correos Canadá y para todos los servicios de correos inspeccionar todos los paquetes», dice el profesor Décary -Hétu.
Y añade que los traficantes de drogas incluso copian la presentación visual de los sobres de grandes empresas, para que los paquetes pasen desapercibidos.
«Por ejemplo, falsos paquetes de Amazon que parecen ser de Bell Canada, pero que en su interior se encuentran las drogas», ilustra.
Además, para evitar ser detenidos, los traficantes suelen utilizar los teléfonos celulares comprados con tarjetas prepagas y computadoras configuradas para evitar ser rastreados, al ocultar sus direcciones IP.
Aunque este fenómeno se está expandiendo, sin embargo, todavía sigue siendo marginal en las redes de tráfico de drogas, de acuerdo con el criminólogo David Décary-Hétu.
Según él, son en su mayoría los vendedores independientes los que utilizan los medios sociales e Internet, en lugar de los miembros del crimen organizado.
¿Y la policía?
El analista en asuntos policiales, Stéphane Berthomet, piensa que la policía no está preparada para luchar contra esta nueva realidad.
«Esto es comprensible, porque ellos están muy ocupados con otros tipos de delincuencia, que existen desde hace mucho tiempo. »
Una solución, dijo, sería la creación de escuadrones de policía especializados en redes sociales.
“La venta de sustancias en Internet continúa, y parece que han ampliado sus medios de actuación”, insiste la ONU. La mira está puesta en las redes sociales, aunque da la impresión de que, por ahora, el único límite es el que quiera poner cada usuario frente a su computadora.
Investigación de Guillaume Dumont, Radio Canadá
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