Atentados reivindicados por la organización armada Estado islámico causaron la muerte de más de 100 personas este lunes en Tartous y Jableh, dos ciudades de la costa mediterránea de Siria, en una región que aloja a bases rusas, informó el Observatorio sirio de los derechos humanos (OSDH).
Estos ataques marcaron una escalada en el conflicto mientras el enviado de la ONU en Siria lucha para reiniciar las conversaciones de paz.
Nunca desde el inicio del conflicto sirio, hace cinco años, el «país alauita» fue tan fuertemente golpeado por los ataques. La elección de los objetivos es también simbólica, Tartus alberga una base naval rusa y Jableh en la provincia de Latakia, está situada cerca de una base aérea utilizada por la aviación rusa para bombardear a los enemigos de Bashar al Assad.
El Kremlin «preocupado»
En respuesta a estos ataques, el Kremlin ha expresado su preocupación y estimó que la reanudación de la violencia en Siria pone de relieve la necesidad de continuar las negociaciones de paz bajo los auspicios de la ONU.
Estas negociaciones están estancadas desde hace semanas debido a las posiciones irreconciliables sobre el futuro político de Assad, y, después de varios intentos de alto el fuego, los combates han estallado nuevamente en las regiones de Damasco y Alepo, donde los rebeldes de una parte y las fuerzas gubernamentales apoyados por sus aliados iraníes y libaneses por el otro lado, han lanzado grandes ofensivas.
La ciudad de Latakia, al norte de Jableh, fue también escenario de violencias en el pasado, pero nunca descendió más al sur a lo largo de la costa.
Imágenes difundidas por el canal progubernamental Ikhbariya y por los partidarios del régimen de Damasco en las redes sociales muestran restos de vehículos calcinados en Jableh y pilas de cuerpos de víctimas en la parte trasera de camionetas.
Ataques reivindicados por EI también han hecho numerosas víctimas desde el comienzo del año en Damasco y Homs, en el centro de Somalia.
Radio Canadá/CBC/Reuters
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