El primer ministro Justin Trudeau hace una pausa mientras habla a los medios de comunicación durante su conferencia de prensa de clausura en la cumbre del G20 el sábado 8 de julio de 2017 en Hamburgo, Alemania.
Photo Credit: (Ryan Remiorz / The Canadian Press)

El desafío de Trudeau: transformar la fanfarria del exterior en una real influencia

Trudeau tiene la atención de una audiencia internacional. La pregunta es qué hará con ella, escribe el columnista Lincoln Anthony Blades, en las páginas de opinión del radiodifusor público CBC.

Durante su discurso ante el Congreso y la nación después de los ataques del 11 de septiembre, el presidente estadounidense, George W. Bush, expresó su agradecimiento individual a muchos países por sus respuestas a la tragedia. Específicamente nombró a Gran Bretaña, Francia, Alemania, Corea del Sur, Egipto, Israel, Irán, Japón, Pakistán e incluso a El Salvador. También agradeció a todos los continentes de Australia y África, y agradeció a América Latina. Sin embargo, hubo un país que notablemente no obtuvo una mención: Canadá.

Ser ignorado tan públicamente por el líder del mundo libre no era sólo embarazoso, también se sintió como un cuestionamiento a la presencia de Canadá a nivel global. Pero muchas cosas han cambiado desde que el discurso fue pronunciado hace casi 16 años.

La más significativa de ellas es que por primera vez en muchos años de nuestras vidas, el presidente de Estados Unidos ya no es el líder del mundo libre. Y Canadá dirigido por Justin Trudeau, parece estar intentando hacerse cargo de ese papel.

La abdicación de Trump del papel de líder del mundo libre ha creado una oportunidad para Canadá. © (Michael Sohn / Associated Press)

La abdicación de Trump

Si alguien todavía cree que Estados Unidos, por defecto, debe ocupar esa posición, no ha estado prestando atención a lo que ocurre. Se supone que el presidente estadounidense está a la vanguardia de la defensa de la libertad y la democracia en todo el mundo. Pero prácticamente desde el día en que ocupó la oficina, Donald Trump se ha estado ahogando en escándalos: una crisis constitucional sin precedentes, elecciones hackeadas y la amenaza de destitución que se cierne sobre su cabeza.

Más allá de eso, ha atacado verbalmente a sus aliados, al tiempo que parece aliarse con Rusia, un país que muchos republicanos consideraban una amenaza global y un enemigo de la libertad hasta no hace mucho tiempo.

Trump es más un chiste global que líder del mundo libre.

Ahora es el presidente más impopular de la historia de Estados Unidos en el país y en el extranjero, y ciertamente no será el que le señale una estrategia geopolítica al presidente francés Emmanuel Macron o a la canciller alemana Angela Merkel o al canadiense Justin Trudeau.

Allí radica la oportunidad para Canadá. El reciente discurso de Chrystia Freeland sobre asuntos de política exterior, que incluyó una mención no tan sutil a la Casa Blanca de Trump, no fue simplemente una declaración sobre la defensa de la democracia global: fue un anuncio de que el gobierno de Canadá estará en primera línea.

El anuncio posterior de la revisión de la política de defensa del ministro de Defensa Harjit Sajjan reforzó esa señal, al aumentar los gastos militares para fortalecer el poderío militar de Canadá, tal vez sugiriendo un papel más importante para Canadá en la lucha contra los conflictos en el extranjero junto con las naciones aliadas.

Fanfarria extranjera

Mientras tanto, Trudeau se está haciendo notar en el escenario mundial: con calcetines de la OTAN, portadas de revistas internacionales y calurosos encuentros con líderes mundiales, pasados y presentes, entre otras tácticas.

Muchas personas descartan estos comportamientos considerándolos como nada más que artilugios políticos.

Pero estos movimientos son en realidad parte de una campaña deliberada de relaciones públicas global dirigida a informar al mundo que el gobierno de Trudeau está aquí, y no debe ser pasado por alto como lo ha sido en el pasado.

La oportunidad de Canadá

Por primera vez en nuestras vidas, dice Lincoln Anthony Blades, destacarse en política global es posible con sólo pulsar un botón. En otros tiempos los líderes mundiales necesitaban visitas estatales oficiales para presentarse a sí mismos y a sus plataformas ante los ciudadanos extranjeros. Ahora, todo eso se puede lograr en un tweet, como Trudeau lo ha demostrado bastante bien.

Por supuesto, en términos de logros tangibles, Trudeau no ha hecho mucho todavía. Ha negociado algunas pequeñas victorias: una exención reportada al requisito de acero estadounidense para el gasoducto Keystone XL, una alianza con el nuevo primer ministro irlandés para impulsar el Acuerdo Global de Comercio y Economía (CETA) y  lograr que Trump retrocediera en el desmantelamiento del TLCAN, al menos por ahora.

Dicho esto, todavía está lidiando con muchos problemas en su país: la reconciliación con los pueblos indígenas de Canadá, el controvertido arreglo con Omar Khadr, el aumento de las proyecciones de gastos, etc. Estos temas aún no lo han malogrado a nivel internacional, pero podrían muy bien, dependiendo de si y cómo escalan.

Sin embargo, aunque muchos ya han señalado a la alemana Merkel como la nueva líder del mundo libre, ella simplemente no tiene la audiencia -especialmente entre las últimas, la Generación X-los millenials- e incluso la Generación  Z,  a diferencia de Trudeau.

El poder y la influencia que pueden venir con ese apoyo no deben ser subestimados.

El desafío para Trudeau ahora será convertir ese apoyo en una influencia real. De lo contrario, sólo será el tipo de los calcetines de colores, concluye el periodista.

Lincoln Anthony Blades es un periodista independiente, experto en política internacional y autor de la columna #DoBetter de Teen Vogue.

Categorías: Internacional, Política
Etiquetas: , , , ,

¿Encontró un error? ¡Pulse aquí!

Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.