Cuando se lleva a cabo la tercera ronda de diálogo para modificar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, el jefe negociador de Canadá dijo que se lograron progresos importantes en las conversaciones tendientes a reescribir el convenio, conocido también por sus siglas en inglés NAFTA.
De todos modos, el funcionario sostuvo que es aún muy temprano para decir si será posible alcanzar un acuerdo hacia fin de año, según el plazo límite dispuesto por Estados Unidos.
Steve Verheul declaró que las rondas de conversaciones van a buen ritmo y se suceden una tras otra casi sin pausa, “lo que no deja mucho tiempo para hacer el trabajo” entre los diferentes encuentros, como es costumbre.
“Pero estamos haciendo un progreso bueno y sólido”, agregó Verhuel, quien reconoció que Estados Unidos, país que forzó la renegociación del acuerdo de libre cambio, todavía debe presentar sus propuestas detalladas respecto de algunos de los temas más difíciles en las tratativas.
Entre las cuestiones que podrían presentar escollos en las negociaciones figuran el proceso para una solución independiente de las disputas entre partes, que Canadá considera esencial mantener, el reclamo de Estados Unidos para que los vehículos producidos y comercializados en el bloque tengan más partes producidas por su industria local, la capacidad de los inversores de entablar disputas comerciales, que habilita a las corporaciones a presentar demandas contra los gobiernos y, también, el futuro del sistema de gestión de abastecimiento del sector de lácteos canadiense.
Los representantes de Ottawa no creen que Estados Unidos tenga previsto presentar propuesta alguna en relación con esos puntos durante la tercera ronda de diálogo, que se lleva a cabo actualmente.
La renuencia estadounidense para poner todas sus cartas sobre la mesa llevó a numerosos expertos y analistas en comercio a considerar difícil que un entendimiento global pueda ser logrado antes de fin de año.
La premura de Washington para obtener una revisión rápida del NAFTA se debe a que la actual administración republicana quiere evitar que el asunto se convierta en tema de discusión cuando se acerquen las elecciones de mitad de mandato, previstas para 2018.
Verheul dijo que es demasiado pronto para decir si el acuerdo podrá ser alcanzado en los plazos previstos, aunque aclaró que no ha visto señales que le permitan pensar en que los estadounidenses estén negociando de mala fe.
Contrariamente a lo que se preveía, los encuentros entre los enviados de Washington y Ottawa se ha llevado a cabo hasta el momento sin rispideces y la cordialidad ha primado en el tono de las conversaciones.
Sin embargo, el ambiente podría modificarse en los próximos días.
Los sindicatos canadienses están elogiando al gobierno por su postura de que tanto Estados Unidos como México se comprometan a mejorar los estándares laborales en el marco de la reescritura del tratado de libre comercio.
Según Ottawa, pautas más rigurosas en materia de trabajo y medioambiente son la clave para revertir el éxodo de empleos en la industria manufacturera, principalmente en el sector automotor. La administración Trudeau aspira además a lograr que las huestes de Donald Trump modifiquen las normas que ringen el derecho al trabajo, vigentes en 28 estados del país y que afectan a la sindicalización de la mano de obra.
“Creemos que la propuesta canadiense en materia de trabajo es un documento sólido, que puede mejorar sustancialmente las condiciones laborales para las familias de clase media tanto en Canadá como en Estados Unidos y, desde luego, en México, adujo por su parte Christopher Monette, director de relaciones públicas de Teamsters Canada, entidad sindical que representa a 120.000 trabajadores y que es el más importante en el rubro del transporte.
“Enfrentamos un éxodo de empleos hacia México, pero también de las condiciones de trabajo en Estados Unidos. Eso debería preocupar a los canadienses”, agregó Monette.
Por su parte, Jerry Días, presidente de Unifor, sindicato que representa a 310.000 trabajadores de rubros tan variados como la manufactura, medios de comunicación, forestal y pesca, afirmó que el gobierno canadiense “se mantiene muy firme” en su propuesta para elevar los estándares del trabajo por parte de sus dos socios en el NAFTA, aunque los estadounidenses han demostrado no tener ningún interés en reformar sus leyes referidas a los derechos laborales.
Las normas en cuestión facilitan que los trabajadores puedan desempeñar un empleo sin estar afiliados a un sindicato ni pagar cotización sindical. Para los representantes laborales eso implica liberalizar la mano de obra, pagar salarios más bajos y buscar asfixiar financieramente a los sindicatos.
Algunas versiones indican que Estados Unidos planea presentar su propia propuesta en la materia, así como en la cuestión de la propiedad intelectual, durante la presente ronda de diálogo, que concluirá el miércoles 27 de septiembre.
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