Las protestas en Irán en los últimos días no ponen en cuestión los esfuerzos del gobierno del premier Trudeau para restablecer las relaciones diplomáticas con Teherán, por ahora.
Un portavoz de la canciller Chrystia Freeland dijo el martes que Canadá no planea poner fin a sus conversaciones con Irán, aunque el gobierno está «profundamente preocupado por la muerte de al menos 21 manifestantes”.
«Canadá continuará trabajando con Irán en los términos que se han establecido, ya que sigue siendo un medio efectivo para garantizar que Irán tome en cuenta los derechos humanos y de hacer avanzar nuestros intereses consulares».
-Relaciones Exteriores Canadá.
Además de las 21 víctimas asesinadas, cientos de personas fueron arrestadas durante seis días de manifestaciones en todo Irán. Este es el desafío más importante para el régimen teocrático iraní en casi una década.
La población se ha sublevado para mostrar su enojo por los salarios no pagados y la inflación exponencial. Ira que se convirtió en reproche hacia el gobierno.
Los comentarios provienen de un comunicado de prensa emitido por Global Affairs Canada el sábado, dos días después del inicio del movimiento.
En la misma declaración, el ministerio declaró que «Canadá se siente alentado a ver que el pueblo de Irán ejerce su derecho fundamental a la protesta pacífica» y que «continuará apoyando los derechos fundamentales de los iraníes, incluida la libertad de expresión».
Discusiones que han progresado silenciosamente
Las protestas reabrieron el debate sobre las medidas del gobierno liberal para restablecer las relaciones diplomáticas con Irán, que los conservadores rompieron en 2012.
Las conversaciones entre las autoridades canadienses e iraníes han progresado silenciosamente, y se espera que Teherán envíe una delegación a Ottawa para una sexta ronda de conversaciones en las próximas semanas.
Algunos observadores argumentan que las conversaciones deberían suspenderse en represalia por las acciones del gobierno iraní, mientras que otros expertos argumentan que las manifestaciones justifican la necesidad de una presencia canadiense en el terreno.
Mucho antes de que comenzaran las protestas, los partidos de la oposición en la Cámara de los Comunes, los académicos y los miembros de la comunidad Irán-Canadá ya estaban muy divididos sobre la posición del gobierno liberal.
El abogado y activista irano-canadiense para los derechos humanos Kaveh Shahrooz cree que es hora de que el primer ministro Trudeau «se concentre en el gesto moral de apoyar a los manifestantes», en lugar de tratar de acercarse del gobierno
Los argumentos presentados por el gobierno anterior liderado por Stephen Harper para cerrar la embajada de Canadá en Irán incluían el apoyo al terrorismo por parte del estado y el terrible balance en materia de derechos humanos.
Argumentos válidos hasta hoy, según los conservadores.
Sin embargo, el Nuevo Partido Democrático, también en la oposición, afirma que las demostraciones demuestran la necesidad de que Canadá esté presente en el terreno para observar los eventos y tratar de influir en el curso de los acontecimientos.
El especialista en política de Medio Oriente en la Universidad de Ottawa, Thomas Juneau, señala que los liberales conocían muy bien la naturaleza brutal y represiva del régimen de Teherán cuando prometía reabrir los canales de comunicación.
La Presse canadienne/Radio Canadá
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