El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saluda a la multitud antes de su juramentación en Brasilia, Brasil, enero 1, 2019. REUTERS/Ricardo Moraes

Prometiendo seguir los pasos de Trump, un nacionalista de extrema derecha asume la presidencia de Brasil

El nacionalista de extrema derecha Jair Bolsonaro, quien ha prometido acabar con la corrupción política y la violencia criminal, además de revigorizar la economía con la receta neoliberal de las desregulaciones y recortes fiscales, juró el martes como presidente de Brasil.

El ex capitán de ejército y congresista que en sus 26 años como legislador, sólo logró aprobar dos de los proyectos de ley que propuso, ganó en las elecciones gracias a una ola de descontento popular contra la política imperante, para convertirse en el primer presidente de extrema derecha de Brasil desde que la dictadura militar abrió paso al gobierno civil tres décadas atrás.

Bolsonaro planea realinear a Brasil en el plano internacional, alejándolo de naciones en desarrollo aliadas y acercándose al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien envió al ex director de la CIA y actual Secretario de Estado Mike Pompeo a su toma de mando.

Manifestantes marchan con una pancarta que dice, en portugués, «Mujeres luchando por la democracia y contra Bolsanaro», durante una protesta contra el entonces candidato presidencial de extrema derecha Jair Bolsonaro, en Sao Paulo, Brasil. (Andre Penner / Prensa Asociada)

Como claro signo de un cambio diplomático, Bolsonaro pretende trasladar la embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, rompiendo con la tradición brasileña de apoyar una solución de dos Estados en el conflicto entre los palestinos que luchan contra la ocupación israelí.

Respaldado masivamente por sectores conservadores de Brasil, incluyendo a las iglesias evangélicas cristianas, Bolsonaro bloquearía iniciativas para legalizar el aborto más allá de las actuales excepciones limitadas y retiraría la educación sexual de las escuelas públicas, oponiéndose a lo que califica como “marxismo cultural” introducido por los gobiernos de izquierda.

Bolsonaro, de 63 años y del Partido Social Liberal (PSL), enfrenta acusaciones de incitar a la violación y promover discursos de odio debido a sus posiciones misóginas, homofóbicas y contra las minorías raciales. Pese a esto, su retórica populista de imperio de la ley y sus planes para flexibilizar el control de armas de fuego han resonado en muchos votantes.

Bolsonaro prometió seguir el ejemplo de Trump y retirar a Brasil del Acuerdo de París. (CBC)

En una entrevista en la víspera del cambio de mando, Bolsonaro criticó la burocracia brasileña que dijo que hacía al país un lugar más difícil para los negocios.

“La máquina del gobierno es realmente pesada”, dijo. “Hay cientos de organismos burocráticos de Gobierno en todo Brasil, también de reguladores. (…) Tenemos que ordenar el desorden”.

El nuevo presidente prometió seguir el ejemplo de Trump y retirar a Brasil del Acuerdo de París para contener el cambio climático, posición severamente criticada por organizaciones de defensa del medioambiente.

Sus planes de construir diques hidroeléctricos en el Amazonas y abrir a la minería los territorios de los pueblos indígenas, considerados como los defensores y custodios de los bosques más grandes del mundo, también han causado alarma en el mundo.

Un indígena brasileño junto a una valla frente al Congreso Nacional, rodeado por las fuerzas de seguridad, durante la Marcha de los Pueblos Indígenas en Brasilia el 27 de abril de 2017. Los líderes indígenas dicen que esperan que la represión aumente bajo Bolsonaro. (Eraldo Peres / Prensa Asociada)

Los empresarios están ansiosos por ver a Bolsonaro al mando del país junto a un equipo de economistas ortodoxos liderados por el banquero de inversión Paulo Guedes, quien ha prometido una acción rápida para poner bajo control el déficit presupuestario de Brasil.

Guedes planea privatizar la mayor cantidad de compañías estatales en un plan que podría recaudar hasta 257.000 millones de dólares para ayudar a restaurar las finanzas del gobierno.

Para los empresarios y los defensores del neoliberalismo, la medida clave para reducir el déficit y detener el aumento de la deuda pública de Brasil será la reforma al costoso sistema de pensiones del país, la que se anticipa como el mayor de sus desafíos en el Congreso.

Brian Winter, vicepresidente para asuntos políticos en el Americas Society and Council of the Americas en Nueva York dijo que considera que Bolsonaro puede ser un factor bueno para la economía y probablemente negativo en el área de medioambiente y derechos humanos.

“La pregunta central es si esos elementos pueden separarse. La mayoría en Wall Street dice que sí. Yo tengo mis dudas”, dijo Winter.

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