Después de largas negociaciones, el ejército de EE.UU. anunció este lunes que decidió ceder al ejército afgano el control pleno de la polémica prisión de Bagram, apodada el «Guantánamo afgano».
El acuerdo sobre Bagram, una cárcel ubicada a unos 50 kilómetros al norte de la capital, es un primer paso para mejorar las deterioradas relaciones afgano-estadounidenses.
Pocas horas después del anuncio, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, llegó a Kabul en una visita sorpresa con la intención de resolver las tensiones entre los dos países en momentos en que Washington y Kabul se encuentran negociando una alianza estratégica a largo plazo.
Esta prisión fue tema de tempestuosas discusiones bilateral. Estados Unidos temía que varios prisioneros talibanes fueran liberados una vez que la prisión pase a control afgano.
El general afgano Ghulam Farouq Barakzai, a cargo de Bagram, informó que unos 26 prisioneros fueron puestos en libertad este lunes.
Las autoridades afganas nunca dejaron de reclamar el control de esta prisión, denunciando quela posesión extranjera del lugar era una violación de su soberanía nacional.
Originalmente programada para el pasado 9 de marzo, la transferencia completa de la prisión de Bagram fue pospuesta a último minuto a causa de las declaraciones del presidente Hamid Karzai quien aseguró que había inocentes entre los prisioneros bajo control estadounidense, y que estos serían liberados liberará una vez pasado bajo control afgano.
Desde principios de septiembre, unos 3.000 detenidos, entre ellos supuestos miembros de los Talibán y Al Qaeda, fueron confiados a las autoridades afganas.
Sin embargo, los detenidos extranjeros y los afganos capturados por las fuerzas de la OTAN durante operaciones de las fuerzas especiales permanecían bajo la custodia de tropas estadounidenses.
Instalada junto a la enorme base militar estadounidense en Bagram, la prisión del mismo nombre fue a menudo condenada por organizaciones de defensa de los derechos humanos por los abusos cometidos entre sus muros.
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