De la noche a la mañana, la pequeña ciudad de London, en la provincia de Ontario, ganó los titulares de la prensa. Esto debido a que dos jóvenes de esa ciudad: Ali Medlej, de 24 años y Kristos Katsiroubas, de 22 años, (en la foto principal, arriba) participaron en enero en un ataque de la red Al Qaeda contra una planta de gas en Argelia.
Sus restos fueron encontrados entre los 29 militantes abatidos por el ejército argelino tras una operación contra los atacantes.

El propósito era compartir la preocupación sobre la imagen negativa de esta ciudad canadiense. Una vez conocidos los detalles, redes de prensa como Sun News publicaron artículos con títulos como ¿Cuán profundas son las raíces de la red terrorista en London, Ontario?
El resultado del encuentro es que tanto policías como líderes musulmanes se comprometieron a trabajar juntos para saber qué fue lo que pasó con estos tres jóvenes londinenses. En qué momento tomaron un camino que los llevo a la cárcel y la muerte.

Hace pocos días, a una de las mezquitas más grandes de London acudieron más cien creyentes no solo para orar sino también para escuchar a un invitado especial: el jefe de policía de la ciudad, Bradley Duncan, quien señaló que cualquier actividad sospechosa debe ser reportada a las autoridades respectivas.
También destacó que pese a que ya hay voces que señalan que estos tres jóvenes representan un emergente terrorismo doméstico en Canadá, la policía sabe que la propia comunidad musulmana en London quiere la detención y el proceso de quien sea hallado culpable de terrorismo.
Los dos canadienses muertos en Argelia: Ali Medlej y Kristos Katsiroubas venían de London. No acudieron a las mezquitas más grandes, por lo menos no por mucho tiempo, pero se hicieron seguidores del Islam.
Las autoridades canadienses han estado visitando la mezquita de London para hacer preguntas. Desde el punto de vista del imán, Munir el Kassem todos los creyentes deben cooperar con las autoridades. Según esta autoridad religiosa, la persona que reclutó a estos tres jóvenes canadienses para que cometan actos de terrorismo no viene de su comunidad.
Para Munir el Kassem, los tres jóvenes fueron influenciados por alguien que se encontraba lejos, es decir, en algún lugar en la vasta red del Internet.
La noticia de la participación de estos jóvenes canadienses en actividades terroristas ha hecho de que algunas musulmanas de London teman por su seguridad si llevan puesto un hijab o decidan orar en público. Esto es algo que disgusta al guía religioso musulmán Munir el Kassem.
«Estamos molestos porque algunos medios de comunicación han decidido que, como musulmanes, somos culpables por asociación» Munir el Kassem.
Ahora, la comunidad musulmana de esta ciudad en Ontario está tratando de asegurar al resto de la población de que, pese a lo que algunos piensen, ellos no aceptan ni aprueban los actos cometidos por los tres jóvenes londinenses que decidieron, en nombre de la religión musulmana, unirse a las acciones de organizaciones consideradas como terroristas.
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