Con una amplia mayoría que votó a favor de la ley de matrimonio igualitario, Uruguay se convirtió en el 12º país que legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo. Desde el 2003 ya era posible casarse en Canadá. En todos estos años transcurridos, ¿se reflexionó lo suficiente, se problematizó sobre esta reivindicación? ¿A quién le es más útil su aprobación?
Escuche
Lo que más perturba a quienes no son gays es la forma de vida gay, y no los actos sexuales mismos (…) es el temor general a que desarrollen relaciones intensas y satisfactorias (…), y nuevas formas de vida que no se asemejen a aquellas que han sido institucionalizadas.” (Foucault, 1985).
No deja de ser paradójico que ‘lo gay’, (al luchar por el matrimonio igualitario) colabore en rescatar una institución ‘conservadora’ en vías de caducidad. Paulo Ravecca
Paulo Ravecca está haciendo un doctorado en Ciencia Política en la Universidad York, de Toronto. Acaba de publicar un artículo sobre la ley que permite ahora la unión entre personas del mismo sexo en Uruguay. En esta entrevista a RCI, de entrada afirma que está a favor de esa ley.
Pero señala que eso no le impide destacar la falta de reflexión alrededor de este tema en Uruguay, amén de encontrar una actitud francamente anti teórica al respecto. La aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, dice, reintroduce nuevas formas de opresión y de desigualdad, además de domesticar políticamente a las organizaciones LGTB.
Destaca el tipo de debate que se da actualmente en países como Canadá, que cuestionan, entre otros, la comercialización de lo gay.
Y aporta un marco histórico importante a su reflexión:
“Paradojalmente muchas veces la relación colonial exportó niveles más altos de homofobia a sociedades que eran más progresistas, más flexibles en los temas de género y que hoy se volvieron más conservadoras. Y los países centrales, aquellos que en su momento exportaron la homofobia, hoy le reclaman a otros países su homofobia”.
Cuando se le pregunta si está cerca del día en que ya no habrá que luchar más por los derechos de los homosexuales no duda en señalar que:
“Como la política es pluralidad y conflicto, no creo que se pueda cantar victoria nunca”.
Matrimonio igualitario en Canada
Ya son casi 10 años desde que se aprobó el matrimonio gay en Canadá y, como se puede ver en los números de Estadísticas Canadá, la unidad familiar no se fue al tacho. Los polígamos no claman a su turno por la igualdad matrimonial, como temían algunos opositores al matrimonio entre personas del mismo sexo, y la institución del matrimonio no ha caído más bajo de lo que ya estaba antes de 2003.
Hoy, la oposición al matrimonio gay es una cuestión política marginal . El tema no causa ninguna emoción. Las personas homosexuales no corren detrás de los jueces buscando papeles. Sólo había 21.000 parejas del mismo sexo casadas en Canadá en 2011.
Avance del matrimonio igualitario en América Latina
Uruguay fue el duodécimo país en aprobar el matrimonio igualitario a nivel nacional (tras Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia, Islandia, Portugal, Argentina y Dinamarca y antes que Nueva Zelanda y Francia).
La nueva ley convierte además a América Latina en una de las regiones más avanzadas del mundo por lo que al reconocimiento del matrimonio igualitario se refiere. Además de Argentina, también ha sido aprobado en México Distrito Federal (y su validez es extensiva a todo México, según reconoció en su momento la Suprema Corte de Justicia de ese país.
También en Brasil hay ya hay numerosas parejas del mismo sexo casadas en base a decisiones judiciales, que hacen ya posible el matrimonio igualitario en doce estados y en el Distrito Federal.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.