Un estudiante de una escuela secundaria de Quebec se pregunta si es posible recrear el hilo de una telaraña en laboratorio y si la respuesta es positiva, qué posibilidad existe de que este pueda ser utilizado en la industria.
La combinación de la solidez y la extensibilidad le confiere a la seda de la araña una resistencia a la ruptura 6 veces mayor que la del kevlar. La resistencia a la ruptura es la capacidad de un material a poder absorber la energía. Si agarramos por ejemplo, una telaraña que tuviera un metro cuadrado y la agrandamos a la talla de una cancha de fútbol, en ese momento los hilos de seda tendrían entre 3 y 4 centímetros de diámetro. Esa telaraña gigante podría detener en pleno vuelo a un Boeing 747 de 400.000 kilos que vuele a una velocidad de 900 kilómetros por hora.
En 1710 el investigador francés René Antoine Ferchaud de Réaumur, hizo un estudio sobre las telarañas a pedido de la Academia de Ciencias de París. Ya a esa época se veía que la seda de araña era potencialmente un material interesante. La conclusión de su estudio es que se necesitaría alrededor de 300 arañas para producir la misma cantidad de seda que produce un solo gusano de seda. Y que para producir una libra de seda se necesitarían alrededor de 700.000 arañas.
En consecuencia, según Michel Pézolet, físico-químico y profesor del Centro de Investigación sobre los Materiales Avanzados de la Universidad Laval de Quebec, es inimaginable pensar que eventualmente podría haber una producción industrial de la seda de araña como se hace con la seda del gusano. Se pueden criar miles e incluso millones de gusanos de seda al mismo tiempo, lo cual es imposible para las arañas.
Por eso hay que trabajar más a nivel de la producción artificial de las fibras de araña. Existen en el momento algunos laboratorios en el mundo que trabajan este aspecto al mismo tiempo que se conoce cada vez más y mejor la estructura de la seda de araña.
Ahora, el desafío consiste en comprender mejor el proceso del hilado, lo cual es difícil a predecir, aunque según Michel Pézolet, dentro de unos 10 años los científicos deberían tener resultados interesantes.
Extraído del programa de cultura científica de la radio de Radio Canadá: Les années lumières / Los años luz
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