Brasil fue sacudido en la noche del lunes al martes por las mayores manifestaciones en más de 20 años, contra los enormes gastos para la Copa del Mundo de 2014 que reunió a 200 000 personas en varias ciudades.
Río vivió la furia y caos.
La manifestación degeneró en la noche. Un grupo de varias decenas de manifestantes irrumpieron en el parlamento del estado de Río de Janeiro, mientras que el grueso de la manifestación se mantuvo pacífico frente al Teatro Municipal. Veinte oficiales de policía y siete manifestantes resultaron heridos.
La policía respondió con gases lacrimógenos y balas de goma. Los manifestantes se dispersaron durante la noche.
En Sao Paulo, más de 60.000 manifestantes marcharon sin incidentes. Por la noche, la gran avenida Paulista fue bloqueada en ambas direcciones por una impresionante multitud, según testigos.
En Belo Horizonte, la policía lanzó gases lacrimógenos contra los manifestantes para evitar que se acerquen a la cancha donde se jugaba un partido de la Copa Confederaciones, que se desarrolla hasta el 30 de junio.
Las ciudades de Brasilia, Curitiba y Porto Alegre fueron también el escenario de manifestaciones, las más importantes que se producen en los países en los últimos veinte años.
«Brasil no es sólo el fútbol»

Los manifestantes se dieron cita en las redes sociales y fueron más de 200.000 en todo el país. Los manifestantes protestaban no por el aumento del costo de transporte, sino también por los de la organización de la Copa Confederación, la Copa Mundial de la FIFA 2014 y los Juegos Olímpicos que Brasil también debe recibir, en 2016, y reclamaron más inversión en salud y educación.
En su mayoría eran jóvenes de clase media «que han perdido la confianza en los partidos políticos», según los analistas hablan sobre el canal de televisión Globo News.
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