Cecile Kyenge, la primera mujer negra en ocupar un cargo de ministra en el gabinete en Italia, recibió una serie de amenazas de muerte por Internet antes de llevar a cabo una visita a una zona conocida por ser el bastión del movimiento xenofóbico en Italia.
Cecile Kyenge, actualmente ministra de Integración y Cooperación Internacional, respondió a esas amenazas indicando que no tiene miedo y desafió a la ciudadanía italiana a responder a esos actos de intimidación para demostrar que Italia que no es un país racista.
Nacida en el Congo, la oftalmóloga Kyenge vive en Italia desde 1983. Ella ha sido víctima de ataques racistas desde que fue nombrada ministra en abril pasado.
La semana pasada, un miembro del partido xenófobo, la Liga del Norte, fue expulsado de esa formación por haber pedido públicamente en Facebook la violación de la ministra negra.
A diferencia de países como Francia, Alemania o Gran Bretaña, donde la segunda y la tercera generación nacida de la inmigración se encuentra bien establecida, aunque no faltan los episodios de discriminación, Italia es un país donde la inmigración es un fenómeno relativamente nuevo ya que las primeras oleadas de inmigrantes llegaron a Italia a partir de la década de los 80.
La manifestación más visible del racismo en Italia se ve en los estadios de fútbol del país, donde incluso estrellas negras del deporte, como Mario Balotelli, son frecuentemente humillados y ofendidos con insultos racistas.
En un país que desde fines del siglo XIX hasta la década de los años 1970 fue un país de emigrantes, la emergencia de la afro italiana Cecile Kyenge en el panorama político ha puesto el tema de la inmigración al centro del debate, en parte por su llamado a cambiar las leyes de ciudadanía para que los niños nacidos en Italia de inmigrantes legales puedan obtener la ciudadanía italiana con más facilidad.
En la década de los años 90, la población italiana nacida en el exterior llegaba casi al 2 por ciento de la población. En la actualidad esa población alcanza al 7,5 por ciento.
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