El presidente de México, Enrique Peña Nieto, reconoció que la delincuencia organizada ha ganado el control en una región violenta del Estado de Michoacán. Esta declaración ilustra las dificultades que enfrenta el gobierno mexicano para someter a poderosos cárteles del narcotráfico.
En declaraciones a la prensa, Peña Nieto dijo que está decidido a restaurar el orden en el Estado occidental de Michoacán, donde 22 personas murieron en enfrentamientos el pasado martes.
Peña Nieto asumió el cargo en diciembre pasado, comprometiéndose a restaurar el orden en México, después que el gobierno anterior gastó seis años luchando para contener la creciente violencia vinculada al narcotráfico, que ha sembrado más de 70.000 muertos desde principios de 2007.
Las cifras del gobierno muestran que el número de muertos ha disminuido ligeramente bajo el gobierno de Peña Nieto, pero varias regiones de México continúan siendo teatro de enfrentamientos sangrientos entre bandas de delincuentes y las fuerzas de seguridad.
Los datos oficiales muestran que alrededor de unas 1.000 personas mueren cada mes en actos de violencia vinculados a los cárteles.
A principios de este mes, Peña Nieto logró una importante victoria en la lucha contra el narco, cuando soldados de la Marina capturaron a Miguel Ángel Treviño, el jefe de cartel de los Zetas, posiblemente el más sangriento de México.
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